Las vitrinas incompletas de Oiasso
El Museo Romano de Irun vuelve a reclamar, en esta ocasión mediante una serie de conferencias, el regreso de piezas que consideran imprescindibles para que sus colecciones estén completas
El Museo Romano Oiasso de Irun lleva pidiendo desde su apertura que algunas piezas, que se encuentran en la actualidad en el Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos que el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco inauguró recientemente en el barrio donostiarra de Intxaurrondo, regresen a su lugar de origen para que puedan ser contempladas por el público en el contexto de la exposición permanente del museo.
La reclamación, por lo tanto, no es nueva, pero ha adquirido una nueva dimensión con la organización del ciclo de conferencias Las colecciones ausentes del Museo Romano Oiasso, mediante las cuales el Museo desea compartir con el público su preocupación, considerando que «entre todos será más fácil conseguir que regresen a Oiasso» las piezas que, a juicio de los responsables del centro, son imprescindibles para que las colecciones de la exposición permanente estén completas. Durante tres viernes consecutivos, el ciclo de conferencias que comenzó la pasada semana concederá espacio virtual a un considerable número de piezas -bronces, útiles de pesca, calzado, utensilios de un taller de herrería, retratos...- cuya ausencia es patente en varias vitrinas del museo.
Un tercio del material
En las últimas dos décadas, las investigaciones y las excavaciones realizadas por la sociedad Arkeolan están permitiendo que vaya aflorando la ciudad romana de Oiasso -un gran asentamiento impulsado por un activo puerto y por las explotaciones mineras de Aiako Harria-, cuya memoria se está recuperando a través de vestigios urbanos y de miles de piezas.
El Museo Oiasso, inaugurado en julio de 2006, se creó precisamente para socializar y divulgar ese rico patrimonio que, como todos los bienes arqueológicos y paleontológicos hallados en la Comunidad Autónoma Vasca, son de dominio público en función de lo que establece la Ley de Patrimonio Cultural Vasco de 1990. El mismo texto prevé que «los bienes hallados (...) deberán ser depositados en los museos territoriales correspondientes o centros que a tal fin se designe por el Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco y solamente podrán ser trasladados a otros centros con su autorización».
En el caso de Gipuzkoa, es el nuevo Centro de Depósito de Intxaurrondo, abierto sólo a los investigadores, el lugar en el que se guarda todo el patrimonio arqueológico y paleontológico del territorio. Y sólo con la autorización del Gobierno Vasco pueden trasladarse a otros lugares, siempre en régimen de cesión. En principio, parece que el destino final de los fondos será Gordailu, el Centro del Patrimonio Mueble de Gipuzkoa que la Diputación construirá en Irun en el plazo aproximado de dos años.
Tal como recuerda la directora del Museo Oiasso, Mertxe Urtega, en su día el fondo de Arkeolan fue trasladado en su integridad al Centro de Depósito designado por el Gobiermo Vasco, que en aquellos momentos gestionaba la Sociedad de Ciencias Aranzadi. «De todo el gran volumen de colecciones -trae a la memoria-, seleccionamos unas 600 piezas para integrar la colección permanente del futuro museo. De hecho, tal como constaba con todo detalle en el proyecto que enviamos al Gobierno Vasco cuatro o cinco años de inaugurar el Museo, la exposición permanente, lo que el público puede ver, se diseñó en base a las piezas seleccionadas». En la actualidad, indica Urteaga, «del número de piezas que deberían haber venido al museo y cuya cesón se solicitó falta aproximadamente un tercio, y si hemos organizado estas conferencias es porque creemos que la vía de las reclamaciones y las llamadas no ha dado resultado».
Un factor en contra
Siendo tan amplio el número de piezas cuya cesión al Museo no ha sido autorizada por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, los ejemplos de ausencias son muy numerosos y afectan a áreas muy diversas. Uno de los más significativos es el de los bronces de Higuer, restos de un naufragio que fueron hallados en Hondarribia en 1984, cuyos originales se exhibieron en la inauguración del Centro de Depósito de Intxaurrondo.
«Es la mejor colección que hay en Gipuzkoa. Las cuatro piezas más llamativas son otros tantos pequeños bronces que representan a los dioses Minerva, Marte, Helios e Isis. Son apliques que creemos que estaban decorando un cofre que contenía una vajilla ritual». En el Museo sólo pueden verse las réplicas de los cuatro bronces, pero están ausentes el resto de los elementos del conjunto. A lo largo de todo el museo pueden verse vitrinas que esperan vasijas, piezas de calzado, útiles de pesca...
Fuentes del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, además de adelantar que alguna de las piezas que el Museo Oiasso considera necesario mostrar al público llegará al mismo en breve tras haberse restaurado, han indicado a DV que se limitan a aplicar lo que prevé la legislación al respecto. Mertxe Urteaga, por su parte, critica que esas disposiciones se estén aplicando de manera arbitraria, ya que «nunca nos han argumentado porque, por ejemplo, de los doce anzuelos que pedimos sólo nos cedieron cinco, o porque pedimos dos yunques y sólo nos han dejado uno... Y así en otros muchos casos».
Pero las ausencias no sólo se notan en las vitrinas. Dejan huella en las encuestas de satisfacción entre los usuarios y en los textos que escriben en el libro de visitas. Y también pueden pesar en las posibilidades que tiene el Museo Oiasso de conseguir el Premio Europeo al Mejor Museo del Año, que se concederá en mayo en Turquía... El hecho de que haya colecciones incompletas es el único factor en contra de su candidatura que destacaron los miembros del jurado que. tras un estricto examen, determinaron que el Museo Oiasso merecía pasar a la final y competir por el título con otros 36 museos.
En el museo sólo pueden verse las réplicas de los apliques que podían haber decorado un arcón que contenía jarras, bandejas y otras piezas. El conjunto, por lo tanto, no está completo.El espacio vacío espera la llegada de la pieza en la que está grabando un texto el artesano que decora el fondo de la vitrina. Se puede ver la ilustración, pero no la vasija a la que hace referencia.De una colección de doce anzuelos sólo pueden verse cinco, porque los otros siete no han sido entregados todavía. También reclaman la cesión de otros útiles de pesca./ FOTOS: DE LA HERA
El espacio vacío espera la llegada de la pieza en la que está grabando un texto el artesano que decora el fondo de la vitrina. Se puede ver la ilustración, pero no la vasija a la que hace referencia.De una colección de doce anzuelos sólo pueden verse cinco, porque los otros siete no han sido entregados todavía. También reclaman la cesión de otros útiles de pesca./ FOTOS: DE LA HERA
De una colección de doce anzuelos sólo pueden verse cinco, porque los otros siete no han sido entregados todavía. También reclaman la cesión de otros útiles de pesca./ FOTOS: DE LA HERA
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