La Casa del Obispo comercializará réplicas de piezas arqueológicas
La colección incluye un centenar de reproducciones en oro, plata y bronce de fíbulas, lucernas, collares, pendientes y bustos romanos El yacimiento reabre sus puertas tras el incendio que sufrió en octubre
La Casa del Obispo volverá a abrir sus puertas al público el próximo miércoles tras permanecer cerrada dos meses tras el incendio sufrido el pasado octubre, como consecuencia de un cortocircuito en uno de los aparatos de refrigeración. Coincidiendo con la apertura, el yacimiento gaditano lanzará una colección de más de un centenar de reproducciones -en oro, plata y bronce- de piezas arqueológicas halladas tanto en la Casa como en otros enclaves de la ciudad de Cádiz. Se trata de una serie de réplicas de lucernas, fíbulas, collares, pendientes, anillos, bustos romanos y otros pequeños objetos que podrán adquirirse desde esta Navidad tanto en la tienda de la Casa del Obispo como en la galería IslahAbitada. Según el representante de la empresa concesionaria del yacimiento, Germán Garbarino, «la idea es que por primera vez la capital tenga reproducciones dignas de sus piezas más importantes, como por ejemplo el sacerdote de oro de Cádiz».
Los objetos están elaborados a mano y son imitaciones exactas de los originales, realizadas a partir de pequeños moldes. Todo ello ha sido posible gracias a la «colaboración de distintos museos y entidades privadas», apunta Garbarino.
La mayoría de la colección está compuesta por piezas de origen romano de distintos materiales -incluido el vidrio-, aunque también se venden otras de otro periodos como candiles musulmanes e incluso copias del célebre anillo fenicio del siglo VII a. C. hallado en una tumba de la Casa del Obispo, tras el expolio de 1964.
Trabajos de recuperación
Un cortocircuito en el sistema de refrigeración del yacimiento fue el causante del incendio que el pasado 9 de octubre afectó a las oficinas y varias de las salas de la Casa del Obispo. Según Garbarino, el fuego afectó al sistema de domótica y a los ordenadores del centro, que tuvieron que ser repuestos recientemente. Este sistema es el encargado de controlar la iluminación, la temperatura y la seguridad del recinto, por lo que su correcto funcionamiento es vital para la conservación de los restos y el normal desarrollo del conjunto.
Los techos también sufrieron, al quedar ennegrecidos por el humo. Para subsanar todos estos daños, los técnicos y arqueólogos se han visto obligados a trabajar las 24 horas del día, «incluso los festivos» para que el centro pudiera volver a abrir sus puertas lo antes posible. «Algunas piezas han tenido que restaurarse, pero no se han deteriorado los restos», aclara Germán Garbarino. No obstante, «se han limpiado piedras, muros, paredes e incluso se ha tenido que reponer uno de los paneles explicativos que se derritió por el calor».
A juicio de su representante, el cierre acristalado que rodea las oficinas del yacimiento impidió que el incendio se recrudeciera, lo que sin duda hubiera producido valiosas pérdidas. Aun así, para llevar a cabo todos los arreglos y acometer los trabajos necesarios de recuperación, la empresa se ha visto obligada a realizar una inversión de 210.000 euros.
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