La de la Hiniesta, en San Julián, es ahora la casa hermandad con más historia de Sevilla.
http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=12985
Pablo Ferrand. Diario ABC.
En los a?os sesenta, el barrio medieval de San Julián sufrió una transformación radical. Con la promesa de nuevas viviendas y jardines, el barrio que se conocía hasta entonces quedó convertido en un inmenso solar. Unas fotografías aéreas de la época recogieron la devastación de esta zona que limita con el cinturón amurallado. Aquello parecía fruto de un terremoto o de una guerra. Había desaparecido lo «emergente», que llaman los arqueólogos, lo que no está bajo tierra.
Luego, cuando aquel vacío se llenó de bloques, se comprobó que la zona verde quedó reducida, en realidad, al color de la yerba de unos peque?os arriates.
Pero quedaban otros barrios de San Julián bajo tierra, cuyas huellas desaparecieron también, y en buena parte, por efecto de las nuevas cimentaciones. Nunca se sabrá lo que hubo de interés arqueológico antes de que entraran las excavadoras. Y eso que aquí debió haber, como cuentan las viejas crónicas, alguna basílica paleocristiana y, luego, en la etapa islámica, recintos palaciegos con sus patios ajardinados, como el de Abdelaziz.
Ahora el barrio está de suerte. Habrá perdido muchos datos de su pasado en forma de cerámica, muros, capiteles, pero tiene una pintura excepcional, única en Sevilla, que los expertos sitúan en una época anterior a los almohades. La pintura mural ha aparecido durante las excavaciones que se llevan a cabo en el solar de la casa hermandad de la Hiniesta, allí dónde el barrio recupera sus viejas proporciones, donde el visitante empieza a notar que entra en un laberinto de calles que es fruto de mucho tiempo. Y si esta calle, con sus casas de tejas, la plaza y su crucero, nos evocan el viejo barrio, es porque el tiralíneas de entonces se topó con una parroquia mudéjar, la de San Julián, que llevaba sin moverse 600 a?os. Anteriormente, el tiralíneas se había atrancado también en San Pedro y en Santa Catalina.
El tesoro de la casa-hermandad es ahora el jardín islámico que la tierra tapaba. Y lo que realmente sorprende y es digno de admirar, es que no han hecho la vista gorda y ni siquiera le han echado tierra encima, sino que han continuado excavándolo. Y ahora se ve el jardín que tuvo la casa: la alberca de tradición romana, y una serie de muros que ya se están descifrando, porque la Arqueología no es una ciencia exacta. Manuel Luque Pérez, el arqueólogo responsable de la excavación, ha trabajado con delicadeza en el terreno, sacando a la luz cada detalle de esta pintura asombrosa: estrellas, lacería de tipo califal, lóbulos, atauriques con elegantes trazos de motivos florales. Y con el relieve polícromo que le confiere los tres colores: blanco (ya oscurecido por el tiempo), almagra y azul. Todo ello sobre un muro de tapial, que tiene una salida de agua en la parte inferior y unas fístulas o ca?erías de plomo.
La investigación, nos dice el arqueólogo, está en un momento todavía muy primario. Hay un muro junto a la cisterna que puede ser clave: su argamasa parece la más antigua.
Adolfo Arenas, hermano mayor de la Hiniesta, es persona culta y amante de la historia y del arte. Desde que se hallaron estas pinturas, ha abierto las puertas a los expertos para que estudien y valoren los restos. Y aquello ya es un centro de peregrinación académica. Y vendrá la asociación de ideas, la comparación con tal o cual fragmento: el del patio de la Montería del Alcázar, o los rombos decorativos con influencias de Medina Zahara.
Un inmenso valor a?adido
Pero si aquello tiene trazas de palacio, también hay ingredientes que podrían unirlo a un espacio de culto. Por algún lugar tendría que estar la antigua catedral de la que habla Peraza. De época mucho más cercana, 1791, se ha hallado una lápida de mármol, que al juntar las piezas, ha resultado ser de la Hermandad de Ánimas. Adolfo Arenas hace alusión a aquella imagen de la Virgen que se llevaron del barrio -de una iglesia próxima a la Puerta de Córdoba- en época visigótica o árabe. Zona ligada a San Isidoro y San Leandro. «Puede ser que esa antigua iglesia estuviera aquí», comenta Arenas.
Hay un buen ambiente de trabajo, y como aún queda por excavar, no se descarta que esta maravilla continúe por otros muros. Además, como el yacimiento no es de propiedad municipal, no existe el riesgo de que traigan a algún cultivador extranjero de setas gigantes. Por eso es mejor decir que el terreno no es fértil.
Cuando el edificio esté en pie será una casa hermandad única, de un inmenso valor cultural.
El solar de San Luis acogió usos funerarios
http://www.diariodesevilla.com/diariodesevilla/articulo.asp?idart=2620595&idcat=1421
La segunda fase de excavaciones concluye que el solar del futuro polideportivo acoge siete enterramientos de la ciudad romana
El equipo de arqueólogos que dirige las excavaciones de la calle San Luis, cuyo objeto es la edificación de un polideportivo con aparcamiento subterráneo de tres niveles, ha descubierto que esta zona de la ciudad fue utilizada para uso funerario durante la antigua Hispalis romana –se han hallado restos de cinco incineraciones y dos inhumaciones– y posteriormente fue habitada en las épocas almohade y cristiana.
El arqueólogo Miguel Ángel de Dios, que dirige las excavaciones junto con Mercedes Ortega, aseguró a Europa Press que el estudio cronológico del solar apunta a un uso funerario durante el siglo I después de Cristo "a extramuros" de la Sevilla romana, un posterior uso como zona de almacenes durante el siglo II y un nuevo uso funerario en el siglo III, aún dentro de la etapa romana. Los restos de "utensilios y efectos domésticos" descubiertos ponen de manifiesto el paso de la cultura almohade durante los siglos XII y XIII, aunque el solar ya estuvo "ocupado de forma previa" en los siglos X y XI.
La constructora Sacyr construirá el centro deportivo impulsado por el Ayuntamiento de Sevilla. El solar acogió una primera fase de excavaciones en el a?o 2000 en la que se constataron "evidencias arqueológicas" sobre el uso de la zona como necrópolis durante época romana. Se detectaron dos incineraciones altoimperiales y dos inhumaciones bajoimperiales.
La segunda fase de los trabajos, iniciada en octubre de 2005, ha documentado la existencia de tres nuevas incineraciones. En los siglos XIV y XV, el solar también fue ocupado tras el paso de la ciudad al dominio cristiano en 1248, cuando Fernando III la conquistó.
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