La ciudad romana de Augusta Bilbilis, enclavada en Calatayud, ha sido objeto de una intensa actividad arqueológica durante el a?o 2005, con importantes resultados científicos, gracias a ocho meses de trabajo de campo ininterrumpido en esta excavación, posibles por una financiación que asciende a los 260.000 euros. En este yacimiento han participado 139 personas, entre profesores y estudiantes de la Universidad; restauradores y arqueólogos de la Escuela Taller de Restauración de Aragón; técnicos y peones. Todo un equipo multidisciplinar dirigido por el Catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza y Premio Aragón Investiga a la Excelencia Investigadora, Manuel Martín-Bueno.
Este experto lleva desde 1971 estudiando esta ciudad perteneciente a la época celtibérica, de finales del siglo II a.c y principios del II a.c, siendo el objeto de su tésis doctoral. Más de treinta décadas han pasado desde entonces, y su carrera cuenta con la dirección de otras excavaciones emblemáticas que no conocen las fronteras, como la de Jerash, en Jordania o el actual proyecto de la ciudad de Ategua, en Córdoba.
Pero en todo este tiempo, el 2005 marca un antes y un después en Bilbilis: El Gobierno de Aragón, a través del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, ha considerado que el trabajo de campo de esta excavación está dentro de las prioridades arqueológicas para conservar el patrimonio histórico aragonés. Este apoyo se ha traducido en un convenio entre la DGA y el Ayuntamiento de Calatayud, que ha hecho posible el trabajo de campo continuado en distintos proyectos: teatro, viviendas, zona monumental del Ninfeo, y revisión topográfica y reconstrucción digital del recinto amurrallado. También se han iniciado las obras de un nuevo museo en este enclave.
El teatro de esta ciudad romana es el principal objetivo de ambas instituciones y también está incluido dentro de las líneas científicas del Grupo de investigación consolidado URBS, reconocido por el Gobierno de Aragón y dirigido por Martín-Bueno, quien explica que el teatro cuenta con 90 metros de diámetro de graderío una capacidad para 4500 espectadores. "Durante este último a?o se ha podido conocer toda la fachada exterior del graderío, ornamentada con una galería columnada con capiteles toscanos, a la que se accedía desde el exterior por una calle pavimentada con cantos rodados que todavía conservan las rodadas de los carruajes que transitaban por ella", detalla este investigador, que reconoce como una de las sorpresas de última hora el "gran porte del muro de cierre del lateral del graderío, con siete metros de profundidad, y en el fondo de cuya cimentación se halló un depósito ritual conmemorativo de la fundación del monumento de los últimos decenios del siglo I a.C.".
En estas excavaciones arqueológicas también destaca el proyecto de la viviendas del barrio de las termas, en el que "se ha comprobado la presencia de un conjunto de viviendas de época republicana, con materiales indígenas de tipo celtibérico junto con materiales romano republicanos. El barrio contaba con cisternas de abastecimiento de agua, que recogían el agua de la lluvia, y con un sistema de alcantarillado", afirma este arqueólogo. Y en el centro de la ciudad, a espaldas al foro, abrigado de los vientos, se encuentra otro barrio, el del Ninfeo, cuyas excavaciones se iniciaron hace cinco a?os, "pero en este a?o, durante seis meses, se ha descubierto una zona aterrazada con pórticos y acceso a una vivienda, con un larario, un altar en memoria de los antepasados familiares, decorado con pinturas", explica. Esta zona ha podido ampliarse gracias a la labor del grupo de arqueólogos y restauradores de la Escuela de Restauración de Pintura de la DGA.
Por último, respecto al recinto amurallado de esta ciudad romana el grupo dirigido por Manuel Martín-Bueno lo ha revisado topográficamente al completo y gracias a un vuelo fotogramétrico digital se iniciado la revisión de toda la documentación topográfica de la ciudad.
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