13 de noviembre de 2005

Chao Sanmartin - Asturias

La «domus» del Chao reafirma el castro como centro del poder romano en la zona
 
 
La casa levantada en el siglo I como sede del gobernador fue un edificio se?orial con pinturas y materiales ajenos a la arquitectura castre?a

Si el castro de Pelou era en época romana un emplazamiento de control militar dependiente de la administración que se ejercía desde el centro de poder establecido en el Chao Samartín, no hay duda alguna de que en ese momento la naturaleza del Chao era la de un poblado rico y abierto que desempe?aba un destacado papel de capitalidad. Desde allí se ejecutaban la administración y control fiscal de la comarca a través del estamento de poder configurado en la persona del gobernador.
La actividad minera y el comercio establecido con otras localidades del entorno daba al yacimiento un protagonismo que queda de manifiesto en la riqueza arqueológica desenterrada en las investigaciones llevadas a cabo en la última década bajo el patrocinio de la Consejería de Cultura y la colaboración del Ayuntamiento de Grandas de Salime.

Dentro de ese proyecto orientado a recuperar y potenciar el patrimonio histórico de la zona, el equipo arqueológico que dirige Ángel Villa consiguió este verano materializar la teoría del Chao Samartín como importante centro de poder a lo largo de la primera centuria al dejar al descubierto, en la ladera norte del yacimiento, las ruinas de una importante casa romana («domus») construida durante el siglo I d. de C., al abrigo de la muralla y el foso que protegen esta parte del asentamiento. Se trata de una construcción de porte se?orial cuyas estancias se distribuyen en torno a un patio de columnas con escasos precedentes en Asturias.

La «domus» llama poderosamente la atención en un entorno castre?o de caba?as de pizarra y murallas de cuarcita por el aspecto noble, la solidez de sus sillares y el sorprendente repertorio ornamental con pinturas murales y estucos. La imagen que proyecta la presencia de sus columnas romanas no tiene en la actualidad paralelismos en Asturias, si exceptuamos los dibujos que hoy quedan como único testigo de lo que debió de ser la villa de Puelles en Villaviciosa, excavada en la primera mitad del siglo pasado.
En el registro arqueológico asturiano más actual es impensable hallar ninguna construcción de estas características: una villa aún sin excavar en su totalidad pero que apunta una planta de aproximadamente 300 metros cuadrados de superficie y dos alturas, columnas de más de dos metros con basa, fuste y capitel, y sillares sorprendentes, además de pinturas típicas de las más se?oriales villas romanas.
Las similitudes más próximas para esta casa romana se encuentran en Las Médulas (León), una zona de explotación aurífera a gran escala, donde Roma dejó numerosos vestigios de su especialización en todo lo referente a la explotación minera. Los paralelismos que se dan con la comarca grandalesa se evidencian además con la presencia de la villa de las Pedreiras, una «domus» más modesta que la del Chao pero que igualmente sirvió de residencia de un administrador romano encargado de controlar el comercio y la actividad minera del oro en esa comarca leonesa.
Especial significado por el relieve que dan a sus moradores tienen las pinturas murales que los arqueólogos han recuperado a lo largo del verano. En el laboratorio del Chao Samartín se encuentran recogidos para su estudio cientos de fragmentos de estuco con pinturas procedentes de las diferentes estancias. Olga Gago, restauradora, destaca su excelente calidad técnica y estilística, así como la utilización de caros pigmentos importados y muy a la moda en ese momento. Son pinturas realizadas al fresco sobre bocetos previamente burilados por artistas venidos del exterior, que utilizan motivos geométricos, vegetales, cenefas caladas, decoración de candelabros y otros elementos figurativos, que se pueden incluir dentro de lo que se conoce como el tercer estilo pompeyano.
Parece que la gran casa romana del Chao fue abandonada a finales del siglo I d. de C. y muchos de sus materiales reutilizados en construcciones posteriores del yacimiento. No es descartable que en época medieval alguno de sus espacios fueran dedicados a lugar de culto, pero sí se ha constatado que sobre las ruinas de sus muros se superpuso una necrópolis medieval.
Ángel Villa, que estos días ultima el cierre de la excavación y toma las últimas notas y fotografías del yacimiento hasta la próxima campa?a de verano, sabe que la «domus» es un elemento especialmente importante, por cuanto corrobora las tesis que desde hace tiempo él y su equipo venían defendiendo sobre el castro del Chao Samartín. Dice que quedan a?os de trabajo y así parece ser, a la vista de los materiales y las sorpresas que cada campa?a viene ofreciendo.

Mientras el invierno lleva la investigación a los espacios interiores, en la ladera oeste del poblado sigue subiendo el futuro del castro. Allí se levanta el museo que albergará los materiales y que servirá de aula de recepción de los visitantes.

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