31 de julio de 2005

Lugo

LA INVESTIGACIÓN EN EL LUGO ROMANO
Lucus Augusti se agiganta con el tiempo
?Era Lugo la Mérida del Norte? ?Lucharon allí mirmillones y reciarios contra las fieras de O Courel? ?La sangre de los astures ti?ó la arena del anfiteatro de Lucus Augusti?
Las catas en el barrio do Carme desvelarán el enigma que enfrenta a arquitectos y arqueólogos.
(E. VÁZQUEZ PITA)
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31/07/05

Los aplausos del público, llegado de los castros cercanos, inundaban la arena te?ida de sangre. El gladiador reciario saludaba victorioso después de haber atrapado en su red a un mirmillón, a quien amenazaba con clavarle el afilado tridente. Los dos luchadores, duramente entrenados en la palestra (gimnasio) cercana, se levantaron y saludaron a sus admiradores. Habría tiempo para morir otro día. Desde las gradas de madera, 2.800 espectadores pedían que empezase ya el combate contra los osos capturados en las sierras del Mi?o y varios toros bravos. El calor apretaba sobre los toldos del anfiteatro de Lucus Augusti, la ciudad más importante del norte de Hispania.

Por esta urbe minera corría mucho dinero. Allí llegaban los monta?eses que buscaban oro en los túneles derruidos y los ganaderos que vendían sus veloces caballos asturcones, muy valorados en Roma. Las monedas desaparecían de la mano tras tomarse un ba?o en las termas ninfales del río, asistir a una comedia de Plauto en el teatro o visitar los prostíbulos y tabernas cercanos al templo de Venus, detrás del anfiteatro.

Acueducto y templo
Hace unos a?os, esta imagen del Lugo romano podría considerarse como fantasiosa o chauvinismo de provincias. Pero, cada vez gana más terreno la teoría de que Lucus Augusti era una ciudad tan cosmopolita como la lusitana Mérida. En apenas veinte a?os, los estudiosos han descubierto un acueducto, varias domus o casas de ricos, e incluso un templo en honor de Mitra, la divinidad que rivalizó con el cristianismo.

La imagen del Lugo romano podría revolucionarse en los próximos meses. Los arqueólogos que trabajan en un proyecto financiado por la UE han iniciado nuevas excavaciones en el barrio de O Carme. Las catas pretenden localizar una bifurcación de la calzada romana de la Vía XIX, una autovía que hace dos mil a?os enlazaba Lucus Augusti con Bracara (Braga) y Asturica (Astorga).

Pero la atención se centra en una prospección secundaria que podría confirmar o sepultar para siempre la polémica teoría del arquitecto Sánchez-Monta?a. Éste defiende desde su web lucusaugusti.com que un anfiteatro yace bajo una leira que conserva unos muros sospechosamente semicirculares. La finca perteneció a la Iglesia hasta que la vendió hace cuatro a?os. Ahora es el suelo más caro del centro de Lugo. La Escuela Superior de Arquitectura de A Coru?a otorgó al investigador la máxima calificación por su tesis doctoral sobre el urbanismo de Lucus Augusti. Sus alumnos incluso confeccionan maquetas de dicho anfiteatro, pese a que carecen de pruebas documentales o materiales a favor. Pero tampoco hay nada en contra.

Interés urbanístico
Debido al gran interés urbanístico por construir en la zona, el tiempo corre en contra. Por suerte, una de las catas que busca la vía XIX se realizará justo donde el arquitecto sospecha que está el centro de la arena del circo. Es la oportunidad que ha aguardado para confirmar su hipótesis. «El lugar de la cata no es el más idóneo porque es evidente que en ese punto sólo aparecerá arena, pero ningún muro ni cimiento, salvo que el circo tuviese sótanos», se queja Sánchez-Monta?a.

Los arqueólogos son escépticos. «Zapatero a tus zapatos», replicaba hace unos meses el director del castro de Viladonga. La misma frase la pronuncia un catedrático de la Universidad de Santiago. Estos especialistas dudan que el Lugo romano contase con un circo. «Sería una construcción de notoria importancia, como las murallas. Sus muros no habrían pasado desapercibidos», afirma un investigador. ?Y si fue desmontado para construir la muralla o las gradas eran de madera, como sostiene Sánchez-Monta?a? «Braga y Astorga carecían de estos grandes edificios. ?Por qué iba a tenerlos Lugo? Si fuese de madera, se pudriría a causa de la lluvia. Sólo se construían así en las guarniciones militares como recintos provisionales, a la espera de levantar uno durarero», refuta un arqueólogo.

La opinión pública parece dividida. «Si hubiese algo enterrado ahí abajo, los arqueólogos ya se estarían peleando por excavar. En Astorga apareció una tablilla de bronce y todos querían examinarla», ironiza un observador de la vida diaria lucense. La batalla entre eruditos respecto al anfiteatro ?que ni siquiera se sabe si existió? es un ejemplo de lo animadas que se han vuelto las excavaciones en el subsuelo de la urbe que dominó el Mi?o hace dos mil a?os. «Hace un par décadas, poco sabíamos de la ciudad. La muralla era lo único visible. Los últimos hallazgos demuestran que la ciudad antigua es más importante de lo que se pensaba», admite el catedrático Antonio Rodríguez Colmenero.

Pero hasta los máximos detractores de Sánchez-Monta?a defienden sus propias teorías sobre la existencia de construcciones grandiosas que permanecen ocultas bajo las calles de Lugo. Un ejemplo es el teatro, donde los comediantes interpretaban a los clásicos en latín. Quizás allí nació el idioma gallego. Un sacerdote del siglo XVIII describió unas gradas de argamasa que vio enterradas bajo la plaza Maior de Lugo. «Podría ser un teatro u otra cosa. Cuando alguien se digne excavar ahí, tarde o temprano, sabremos la verdad», afirma Colmenero sobre lo que los expertos consideran el mayor monumento cultural de Galicia. Para comprender lo que yace bajo el subsuelo de Lugo hay que remontarse a las Guerras Cántabras que emprendió el primer emperador de Roma, Augusto, para someter a los castre?os de las monta?as galaicas, astures y cántabras. Los arqueólogos sostienen que los legionarios levantaron un campamento en un montículo estratégico. Pero nadie ha encontrado restos de tal recinto militar. Y las calles romanas halladas no encajan con las piezas del puzle.

Al terminar la campa?a, Paulo Fabio Máximo fundó la ciudad en el a?o 12 antes de Cristo, cuando Augusto fue nombrado pontífice máximo. Aquí es donde entran los arquitectos. Sánchez-Monta?a sugiere que Lucus Augusti fue construida como una urbe nueva, cuya planta sería clónica del resto de las colonias romanas. La mayoría seguían el patrón urbanístico queestableció Vitruvio, el arquitecto más universal de Roma. El investigador lucense se basa en el hallazgo de un gran cruce de calles en el centro de Lugo, común en las urbes romanas. Si Lugo responde a la planta estándar, se supone que también dispondría de un teatro, anfiteatro con su palestra, basílica, foro, capitolio, varios templos, acueducto, grandes domus y termas. Lo contrario sería como un pueblo norteamericano sin local de McDonald?s. Sus propios detractores admiten que el reciente hallazgo de una cloaca de drenaje de aguas fecales en Lugo demuestra su verdadera importancia.

CARLOS SÁNCHEZ-MONTA?A ARQUITECTO
Lucus Augusti significa el Bosque Sagrado de Augusto. El arquitecto Sánchez-Monta?a considera que esa denominación explica el caracter religioso del Lugo romano. Lo cual justificaría la existencia de grandes edificios públicos, como el supuesto anfiteatro cuya existencia defiende. «Las minas se controlaban desde Asturica. En cambio, Lucus tenía un carácter sagrado. Su urbanismo, con planta cuadrada, y la orientación de la ciudad determinan que fue fundada para rendir honor a Augusto. Ninguna ciudad ex novo fue nombrada de esa manera», sostiene Sánchez-Monta?a, quien niega que hubiese un campamento militar anterior.

Para argumentar eso se basa en los manuales de urbanismo romano. La pista surgió en el barrio de Recatelo, que se excavó el a?o pasado y que «se está destruyendo ahora con el beneplácito de Cultura». Allí apareció un decumano (un cruce de calles este-oeste) y un cardo (cruce norte-sur) de un barrio de la periferia de Lucus Augusti. Está a 600 metros del foro y los yacimientos más profundos son del mismo período. «Echa por tierra la teoría del campamento previo. Se construyó al mismo tiempo que la ciudad. En esa zona había insulas de dos plantas y locales con actividad comercial y artesanal», indica. El anfiteatro, de segunda categoría, sería posterior y quedaría fuera de la urbe. Tendría capacidad para 2.800 espectadores y una longitud de 69 metros de eje. A su lado, había una palestra (gimnasio) de 35 metros de lado.

Hace dos semanas, un propietario de edificios aportó una nueva pista. El inmobiliario le reveló al arquitecto que, en las cimentaciones, los obreros hallaron innumerables huesos de animales: osos, toros, lobos y bueyes. Esto podría probar la existencia del circo. «Es un espectáculo muy atractivo para los castre?os, que tenía como función la propaganda», dice el investigador. Los juegos, de los que admite que no hay evidencia alguna, eran financiados por hombres honorables.

A finales del siglo II, los juegos de gladiadores cayeron en el olvido. Según su teoría, parte de las piezas de cantería del anfiteatro fueron reutilizadas para construir las murallas actuales. Éste asegura que en los laterales de los cubos de las puertas Mi?á o del Carmen y la de Santiago existen hendiduras y trabajos de cantero similares a los arcos de las puertas del anfiteatro de Mérida. «Si Galicia es la fusión de Roma y lo castre?o, ese proceso se produjo en la ciudad de Lucus Augusti», a?ade.

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO HISTORIADOR
«En una ciudad, no se puede jugar al profetismo, sino que hay que hacer prospección. Le hacemos da?o a la gente con páginas en Internet que confunden a los que no viven en Lugo. Me llaman para ver si ya se ha excavado el anfiteatro o si apareció la estatua de Augusto. No se puede banalizar». Así se pronuncia Antonio Rodríguez Colmenero, catedrático de Historia Antigua de la Univerdad de Compostela, de la Facultad de Humanidades de Lugo. Representa a los arqueólogos «prudentes» que critican las teorías de Sánchez-Monta?a, al que consideran lego en la materia. Sin embargo, admite que el lugar donde el arquitecto sitúa el anfiteatro es «idóneo» porque los romanos utilizaban las vaguadas para evitar levantar los muros. Así ya tenían el encofrado hecho. Podría estar ubicado también al otro lado de la ciudad. «Si aparece, todos tocaremos las campanas en la Catedral», bromea.

Colmenero visitó la finca donde el intruso sitúa el circo. Vio una superficie semicircular, pero lo cataloga como un muro particular de cien a?os, de insuficiente solidez para sostener un edificio de tal envergadura. «Habría que comprobar si debajo yacen otros cimientos De haber algo, lo sabríamos», dice.

El estudioso recuerda que él fue el primero que sugirió en publicaciones la existencia de un posible teatro enterrado bajo la plaza Maior. La noticia procede del canónigo Pallaré y Gayoso, en el siglo XVIII. En su obra Argos Divina, el religioso describe la existencia de ruinas en dicha plaza, en forma de gradas sucesivas y circulares hechas con argamasa durísima. «No se han realizado catas porque dependen del Concello o intereses turísticos», lamenta.

El investigador admite la importancia estratégica de Lugo como centro minero y de recaudación, pues así lo demuestra la inscripción de soldados y funcionarios que cobraban tributos. «Supimos la orientación de las calles romanas y que parte de la ciudad había ganado hacia el noroeste y perdido al sur», relata.

Bajo dominio romano, fue capital de convento y, en el siglo III, ascendió a capital de la recién creada provincia Hispania Superior, de existencia efímera, pues sólo duró 10 o 15 a?os. «Sus pobladores construyeron la más importante muralla del Norte y fue la reserva defensiva de la región», a?ade. Tras la caída del Imperio romano, Lugo fue capital de un gran ducado visigodo.

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