4 de mayo de 2005

Denia-Xabia

De la agonía actual al futuro turístico

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El arqueólogo de Dénia alerta del grave deterioro de los bienes históricos del Montgó y pide inversiones para convertirlos en rutas temáticas desde la erá clásica a la Guerra Civil

El turismo sostenible es el futuro del parque natural del Montgó. La Casa de Cultura de X?bia acoge a partir de hoy unas jornadas que reflexionarán sobre las posibilidades turísticas del macizo litoral que comparten Dénia y X?bia. Este ciclo incide en la integración armoniosa del Montgó en el desarrollo económico de los municipios de la comarca. Los ponentes, no obstante, hablarán del Montgó desde todos los puntos de vista posibles. La cultura y la arqueología también tienen un hueco importante en estas jornadas.



A. Ruiz /A. P. F., Dénia/X?bia

El futuro del parque natural del Montgó no tiene que fundamentarse sólo en su preservación medioambiental -que también- sino en la recuperación de su impresionante legado cultural. En esta tesis van a ahondar a partir de hoy los expertos: «los bienes culturales del parque podrían constituir una magnífica oferta turística si primero se invierte en ellos, porque hasta el momento han estado abandonados. Ahora bien, si se mantienen tal y como están, entonces es mejor que no haya ninguna promoción, porque lo único que haría la llegada de visitantes es fagocitar aún más el patrimonio».

Éste es el doble planteamiento que maneja el arqueólogo municipal de Dénia, Josep Antoni Gisbert, quien intervendrá ma?ana en las jornadas con una conferencia titulada «Mundos agónicos&Montgó, parque natural, parque cultural». El título no es gratuito: basándose en una tradición del siglo XVII en la que el Pare Pere y el historiador Palau Esteve establecieron comparaciones entre el monte de las agonías de Jesucristo y el Montgó, Gisbert dice que el patrimonio cultural del parque, pese a estar protegido, se encuentra en «estado agónico» y es imprescindible «conservarlo para después permitir el acceso de visitantes».

Para eso se necesita dinero, claro. Y estaría bien empleado, toda vez que el patrimonio a conservar y a ofertar es magnífico. Gisbert hace recuento. De la antigüedad está en primer lugar el Alto de Benimaquia, poblado íbero del siglo VI a. C y uno de los productores de vino más antiguos del Mediterráneo; el poblado ibérico del Coll de Pous, de los siglos II-III a. C. O el espectacular asentamiento de origen también íbero pero con presencia romana de la Penya de l'?guila, del siglo I anterior a nuestra era.

Del imperio de Roma hay otros vestigios: la entrada de la Cova de l'Aigua conserva una excepcional inscripción del siglo III perteneciente a la legión VII, acantonada en el Montgó en un momento de gran inestabilidad política para vigilar el puerto y la ciudad. También hay documentada -aunque aún no descubierta- una rápita de época islámica en una de las laderas del Montgó, que es mucho más rico en restos ya de era cristiana: conocido es el conjunto de las ermitas, de los siglos XIV y XV: Dénia alberga las de Sant Joan y Santa Llúcia y X?bia la del P?pul, la de Santa Llúcia y los restos de la de Sant Antoni en el cabo.

Ya en la Edad Moderna, los pobladores de esta costa construyeron defensas para resguardarse de los ataques del mar, como lo prueba, en Les Rotes, la torre del Gerro llamada así por su semejanza con un vaso medieval de vino y que hoy ofrece una magnífica simbiosis con el paisaje. O la caseta del Pare Pere, del s.XVII.

En el siglo XX, destacan las colonias agrícolas de Dénia, un conjunto que «permite leer la arquitectura y la ordenación territorial para el aprovechamiento agrícola, con casas, conjuntos de márgenes y bancales vertebrados por la carretera de la Colonia». Por fin, la Guerra Civil también dejó su huella en el Montgó, con las baterías de la Venta del Burro, baluarte de defensa naval contra los buques de guerra del ejército franquista, que consta de un búnker para soldados, una batería de ca?ones, un polvorín y un búnker de telemetría. Su estado de conservación es excepcional.

Rutas temáticas

Con este bagaje histórico, Gisbert considera que la imagen turística del Montgó se podría proyectar de dos formas: primero, con la creación de unas rutas temáticas -con la previa redacción de un catálogo, hojas de difusión multilingüe y proyecto de conservación y se?alización- cuyo coste rondaría los 30.000 euros. Entre otros (ver cuadro anexo) destacaría la de los tesoros y asentamientos en la época clásica; la Plana de X?bia al principio del cristianismo; los escenarios vitales del Pare Pere; las colonias agrícolas del Montgó; o Les Rotes, la génesis del turismo, que sería la más contemporánea y que ofrecería al visitante una buena muestra de la arquitecturas victorianas y elitistas en el origen del turismo, a finales del siglo XIX y principios del XX.

Pero aún hay más. El arqueólogo cree que pueden haber otro tipo de proyectos multidisciplinares «muy singulares que se basen en un yacimiento o conjunto patrimonial y que presenten obras de consolidación, reconstrucción, rehabilitación y atrezzo, esto es, colocación de elementos que ilustren al visitante sobre cómo era ese lugar histórico». Su coste sería más elevado: unos 300.000 euros cada uno.

Gisbert cifra en 3 estos recorridos históricos más ambiciosos: el de Benimaquia -la llegada de los fenicios, la civilización íbera y la producción del vino-; el de la Penya de l'?guila -campamento romano del siglo I a. C.- y la arquitectura defensiva de la guerra civil. «En este sentido, el esfuerzo sería mayor ya que haría falta rehabilitar las obras, consolidarlas, iluminarlasÉ». En el marco de estas jornadas, Gisbert realiza un llamamiento a las administraciones implicadas en el Montgó «para que hagan un esfuerzo y equilibren las inversiones medioambientales y las culturales» e insistió en que «sin intervención es mejor dejar los bienes como están ahora: ignorados, fuera de ruta, marginadosÉ condenados a una persistente agonía».

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