Ave Ujo!
Los vecinos de la localidad pretenden levantar una estatua dedicada a un guarda romano para reivindicar su pasado
FELIX VALLINA
Los habitantes de Ujo ya no escuchan el Latín, ni se cruzan por la calle con centuriones y legionarios del imperio, pero no están dispuestos a renegar de su pasado romano. La recién constituída Plataforma de Amigos de la Historia del Ujo Romano tiene previsto levantar un monumento en la plaza de la iglesia dedicado a Caio Sulpicio Ursulo, un miembro de la guardia personal de Julio Cesar que habitó en la localidad allá por el siglo tercero después de Cristo. "Lo hemos elegido como símbolo, pero servirá para representar la historia de la presencia romana", aseguró Gabriel Hernaldo, uno de los responsables de la plataforma.
La iniciativa cuenta con el apoyo municipal. Los miembros de la plataforma se reunieron ayer con el alcalde del concejo, Luis María García, para plantearle sus pretensiones y han logrado convencerle. "La idea es que el consistorio nos ponga el pedestal y que nos acondicione la zona, después tampoco estaría mal que aportaran algún donativo para la estatua". Con esta iniciativa los vecinos de Ujo pretenden "dinamizar el turismo en el concejo y reivindicar parte de nuestra historia".
Y es que la presencia romana en Ujo es más que demostrable. Durante las obras ferroviarias que se llevaron a cabo a principios del siglo XX "se encontraron tres lápidas del siglo tercero (están en el museo arqueológico de Oviedo)". Una de ellas estaba dedicada a Nimmedo Seddingo, un dios astur; la segunda a un romano afincado en Ujo conocido como Lucio Corona y la tercera al citado Caio Sulpicio Ursulo."La mandó esculpir su tío, Caio Sulpicio El Africano y hemos elegido ese personaje para la estatua porque es el que más títulos y más información nos ha dejado como legado".
La plataforma tiene previsto colocar una réplica de cada una de las tres lápidas bordeando el pedestal de la estatua. "Este es el primer paso, pero nuestra intención es seguir potenciando la idea de cara al turismo". No en vano, el término Ujo proviene del latín Ostium o Ustium, entrada o salida importante del valle.
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