Un libro recorre la explotación de la minería aurífera por parte del Imperio Romano El estudio calcula que al menos 5.000 mineros trabajaron en un centenar de yacimientos de los que se exportaba el mineral
http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=171391
Toneladas de oro salieron de las minas del suroccidente asturiano con destino a Roma. Durante poco más de un siglo, los yacimientos astures dieron trabajo a 5.000 mineros y recursos al Imperio romano. La vía abierta para transportar el oro astur por tierra hasta Roma se convertiría siglos después en el trazado principal del Camino de Santiago. Son algunos de los datos que el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo Narciso Santos Yanguas recoge en el trabajo El Imperio Romano y el oro de los astures , editado por Cajastur, y con fotografías --muchas inéditas-- de Florencio García Méndez.
Tras los datos que se han ido recabando a lo largo de los ańos sobre la romanización en Asturias, el estudio profundiza en uno de los aspectos claves de la implantación del imperio en el noroeste peninsular: la explotación de los recursos auríferos. El libro recorre con imágenes las instalaciones mineras romanas, instrumentos, localizaciones y arte castreńo. Santos Yanguas aporta desde un punto de vista científico una parte de la romanización de Asturias.
El oro fue tal vez el principal aliciente para la conquista de los astures, que en la época prerromana ya fabricaban mediante técnicas rudimentarias joyas castreńas. Un motivo más económico que estratégico movía al emperador Augusto a la organización administrativa de este territorio y a la integración de los indígenas.
El trabajo de Santos Yanguas se centra especialmente en el occidente asturiano, con más de un centenar de yacimientos en Allande, Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Valdés, Somiedo o Belmonte, que se aprovecharon en distintas épocas. Los indígenas extraían el preciado mineral mediante el bateo y lo utilizaban para la joyería. A partir de la llegada de los romanos, todo el oro se traslada a la sede del imperio. Las joyas que han llegado hasta nuestros días son piezas que "se ocultaron de los romanos", afirma el catedrático, "todas tienen una antigüedad superior a los 2.000 ańos, porque a partir del siglo I se llevaban todo el oro a Roma?".
El autor de la investigación, que lleva estudiando la romanización en Asturias desde finales de los ańos 70, realiza un repaso por la minería prerromana, las explotaciones, los procesos de producción, el instrumental de laboreo, el poblamiento minero e incluso las administraciones de las minas. Los romanos, asegura, explotaron los yacimientos astures a lo largo de 120 ańos, mientras fueron rentables, pero aún queda mucho oro en el occidente regional, afirma.
El método de extracción era generalmente a cielo abierto. "Primero descubrían dónde había arenas con pepitas, acotaban el tajo y comenzaban la explotación de abajo hacia arriba". En pocos casos la extracción era en mina interior. Se procedía al desmonte --describe el investigador-- y utilizaban el agua para cribar el oro. Todo ello con objetos de hierro. "Son los romanos los que introducen el hierro entre los astures, que hasta la fecha trabajaban con instrumentos de bronce". Embalses y canalizaciones de hasta 20 kilómetros permitían la extracción, limpieza y traslado del oro hasta puntos de almacenaje, como en el caso del castro de Coańa o en San Chuis, antes de transportarlo a Roma.
Al menos 5.000 mineros trabajaban en los yacimientos auríferos astures, cuya dirección estaba en manos de militares romanos. La mano de obra era heterogénea. Los trabajos más duros, como la retirada de estériles quedaban para los esclavos y también para los indígenas no romanos, que se ganaban con su labor en la mina la condición de ciudadano,
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Toneladas de oro salieron de las minas del suroccidente asturiano con destino a Roma. Durante poco más de un siglo, los yacimientos astures dieron trabajo a 5.000 mineros y recursos al Imperio romano. La vía abierta para transportar el oro astur por tierra hasta Roma se convertiría siglos después en el trazado principal del Camino de Santiago. Son algunos de los datos que el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo Narciso Santos Yanguas recoge en el trabajo El Imperio Romano y el oro de los astures , editado por Cajastur, y con fotografías --muchas inéditas-- de Florencio García Méndez.
Tras los datos que se han ido recabando a lo largo de los ańos sobre la romanización en Asturias, el estudio profundiza en uno de los aspectos claves de la implantación del imperio en el noroeste peninsular: la explotación de los recursos auríferos. El libro recorre con imágenes las instalaciones mineras romanas, instrumentos, localizaciones y arte castreńo. Santos Yanguas aporta desde un punto de vista científico una parte de la romanización de Asturias.
El oro fue tal vez el principal aliciente para la conquista de los astures, que en la época prerromana ya fabricaban mediante técnicas rudimentarias joyas castreńas. Un motivo más económico que estratégico movía al emperador Augusto a la organización administrativa de este territorio y a la integración de los indígenas.
El trabajo de Santos Yanguas se centra especialmente en el occidente asturiano, con más de un centenar de yacimientos en Allande, Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Valdés, Somiedo o Belmonte, que se aprovecharon en distintas épocas. Los indígenas extraían el preciado mineral mediante el bateo y lo utilizaban para la joyería. A partir de la llegada de los romanos, todo el oro se traslada a la sede del imperio. Las joyas que han llegado hasta nuestros días son piezas que "se ocultaron de los romanos", afirma el catedrático, "todas tienen una antigüedad superior a los 2.000 ańos, porque a partir del siglo I se llevaban todo el oro a Roma?".
El autor de la investigación, que lleva estudiando la romanización en Asturias desde finales de los ańos 70, realiza un repaso por la minería prerromana, las explotaciones, los procesos de producción, el instrumental de laboreo, el poblamiento minero e incluso las administraciones de las minas. Los romanos, asegura, explotaron los yacimientos astures a lo largo de 120 ańos, mientras fueron rentables, pero aún queda mucho oro en el occidente regional, afirma.
El método de extracción era generalmente a cielo abierto. "Primero descubrían dónde había arenas con pepitas, acotaban el tajo y comenzaban la explotación de abajo hacia arriba". En pocos casos la extracción era en mina interior. Se procedía al desmonte --describe el investigador-- y utilizaban el agua para cribar el oro. Todo ello con objetos de hierro. "Son los romanos los que introducen el hierro entre los astures, que hasta la fecha trabajaban con instrumentos de bronce". Embalses y canalizaciones de hasta 20 kilómetros permitían la extracción, limpieza y traslado del oro hasta puntos de almacenaje, como en el caso del castro de Coańa o en San Chuis, antes de transportarlo a Roma.
Al menos 5.000 mineros trabajaban en los yacimientos auríferos astures, cuya dirección estaba en manos de militares romanos. La mano de obra era heterogénea. Los trabajos más duros, como la retirada de estériles quedaban para los esclavos y también para los indígenas no romanos, que se ganaban con su labor en la mina la condición de ciudadano,
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