6 de noviembre de 2004

NIMES

Nimes, entre la tradición romana y la Francia taurina

Nimes es la localidad más taurina de Francia. Situada cerca del Mediterráneo, entre la Provenza y el Rosellón, esta villa gala, con una gran personalidad, desprende tranquilidad por todos los sitios. Se encuentra rodeada por una serie de ruinas romanas que están consideradas cómo de las más importantes de Europa. Al mismo tiempo, cuenta con la plaza de toros más antigua del mundo, el antiguo anfiteatro romano. Con la vista puesta en Roma, Nimes es a la vez contemporánea y clásica. Es una ciudad artística ante todo, con una historia presente en sus calles, pero a la vez es un lugar actual y dinámico. Conserva grandes tesoros del pasado como si no hubieran pasado los ańos por ellos. Por sus avenidas se puede encontrar un poco de todo, desde casas blancas que recuerdan que el Mediterráneo está a pocos kilómetros, hasta plazas sombreadas y antiguos edificios de piedra.El legado romano sigue pesando mucho. Los romanos construyeron Nimes en un antiguo asentamiento celta, con un manantial al que se le atribuían poderes milagrosos. Su anfiteatro, encajonado entre edificios más modernos, es una gran obra del siglo I después de Cristo, con 133 metros de largo por 101 de ancho y 21 metros de altura de fachada. Con dos niveles con 60 arcadas, cuando dejó de ser útil para las luchas de gladiadores, se convirtió en fortaleza hasta que se restauró en el siglo XIX. De la época romana quedan más vestigios. La Maison Carrée, dedicada a Cayo y Lucio César, es un edificio clásico que imita al templo de Apolo en Roma. Es un sólido edificio cuadrangular, al que se accede por una escalinata. En el frontal, seis enormes columnas coronadas por capiteles corintios dan la bienvenida. El Templo de Diana, un bello edificio situado en el Jardín Fontaine, es uno de los parajes más románticos de la ciudad. Pese a tener certeza de que data de la época romana, los historiadores no están seguros si fue un tempo realmente. Otros elementos romanos son la Tour Magne, la torre más alta de la muralla de la ciudad; la Puerta de Augusto, que daba acceso a la antigua urbe; o el Pont du Gard, un acueducto de 50 metros de alto y tres niveles declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. En sus calles también se encuentran iglesias de la época cristiana y casas del siglo XIX con interesantes patios. Pese a la distancia, Nimes tiene un aire espańol, como algunas ciudades del sur de Francia con cierto raigambre taurino. Durante sus fiestas, su antiguo anfiteatro se convierte en una improvisada plaza. Además, se celebran encierros de reses en sus calles e incluso se bailan sevillanas en las bodegas en compańía de los vinos del país. Pero Nimes también cuenta con una parte moderna, impulsada por artistas como Norman Foster, Jean Nouvel o Philipe Starck, que han contribuido a dar a la ciudad su aspecto actual. Le Carré d´Art es un centro cultural moderno, diseńado por Foster, que da réplica a uno de los templos romanos. Su colección, representativa de los movimientos artísticos surgidos desde el ańo 1960, la riqueza de sus fondos bibliotecarios y sus formas audaces, le convierten en uno de los estandartes de la ciudad.

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