El tesoro escondido
La ermita de Santa Ana oculta un monumento funerario del Siglo I Según los estudios, el nombre de la pedanía pudo haber sido Argamasilla
http://www.laverdad.es/albacete/prensa/20070515/albacete/tesoro-escondido_20070515.html
EN 1992 un grupo de maestros del colegio de Santa Ana, con el apoyo de algunos vecinos, decidieron rehabilitar la ermita de la localidad, que había sido cerrada años atrás con la construcción de la nueva iglesia. Esos trabajos de rehabilitación pusieron en evidencia la existencia de un yacimiento romano, como nos asegura uno de aquellos maestros, Julián Guillén Fresno. «Empezamos a encontrar cosas, que propiciaron la intervención del Museo Arqueológico y de Rubí Sanz (actual directora del Museo Arqueológico Nacional), que empezó a pensar que podría ser un enterramiento funerario importante».
La entonces directora del Museo Arqueológico Provincial de Albacete, que visitó ayer el yacimiento acompañada del alcalde de Albacete, Manuel Pérez Castell, se puso en contacto con la Junta de Comunidades para sacar a la luz unos restos arqueológicos de gran importancia para el patrimonio de Albacete. «Conocíamos también que en las casas próximas a la ermita, se había recogido una lápida funeraria romana, que había sido entregada al museo. De esta forma llegamos a la conclusión de que ya era el momento de que todos los valores patrimoniales ocultos que hay en Albacete se fueran dando a conocer, siendo descubiertos para el goce y aprovechamiento de todos. Este yacimiento tiene una gran importancia primero por sus características, ya que dentro de las necrópolis o los monumentos funerarios que se conocen de la época romana, hay muy pocos como éste y están pocos documentados y segundo porque estos elementos que nos sitúan en la época romana son elementos que fortalecen nuestra memoria histórica y son buenos de cara a las relaciones entre la sociedad, porque muestran elementos de referencia comunes».
El yacimiento
Los restos actualmente permiten ver el alzado de una torre funeraria de época romana, que estaba rodeada por un perímetro amurallado, que realzaba y protegía la torre. Aunque no existen muchos documentos sobre este tipo de edificaciones, lo cierto es que podemos encontrar monumentos similares en Villajoyosa y en Cartagena, donde se encuentra la Torre Ciega. La escasez de monumentos de estas características da más valor a este descubrimiento, algo que no ha pasado desapercibido para el alcalde Albacete Manuel Pérez Castell. «Creemos que el respeto a la ciudad está en el respeto a su historia, de modo que recuperar lo que fue Albacete es muy importante. De esta forma, este hallazgo se inserta en la recuperación de monumentos importantes de Albacete, muchos de comienzo del siglo XX, como los depósitos de agua o el Teatro Circo. Estamos haciendo en Santa Ana una recopilación histórica que nos puede sorprender y que vamos a situar en lo que es la línea roja de la ciudad de Albacete (que pasará por los puntos más destacados de la ciudad). Vamos a intentar hacerla visible con toda su riqueza, al mismo tiempo que hacemos visibles los edificios modernistas de la ciudad, porque todo este entorno tiene mucha historia que queremos recuperar al servicio de la ciudad y de su turismo».
Aunque el sondeo principal se encuentra en el interior de la ermita y pretende, entre otras cosas, comprobar si el lienzo que se conserva de la torre funeraria de cinco metros de largo, por dos de alto, es el único que queda de la edificación original, lo cierto es que en el yacimiento se refleja la historia de Santa Ana, como nos comenta uno de los arqueólogos del grupo Arqueox, Isaac Muñoz de Morales. «Además de la torre, en el sondeo principal, que tiene unos 40 ó 50 m2, también se está descubriendo ese entorno amurallado alrededor, con lo cual tenemos otro elemento singular más que añadir. Además tenemos otros sondeos alrededor de la ermita, para conocer no sólo el monumento funerario sino toda la evolución que ha sufrido este lugar. Ahora mismo tenemos una ermita, pero en un momento de su historia llegó a ser una abadía bastante singular, con una importancia relativa en el siglo XVI, ya que su abad era nombrado por el vaticano. Aquí tenemos un conjunto de la evolución de lo que ha sido el pueblo, que en un principio es probable que no se llamara Santa Ana, sino Argamasilla. Al lado tenemos Argamasón, que creo que aparece en algunas crónicas de Alfonso X. Parece ser que a partir de un descubrimiento de una santa, que probablemente fuera una estatua romana, que no sabemos si estaría relacionada con esto, se le cambia el nombre de Argamasilla por el de Santa Ana».
La excavación comenzó hace poco menos de un mes y está sorprendiendo a los arqueólogos, ya que no pensaban que el yacimiento pudiera tener tanto potencial. En principio su trabajo va destinado a ver y documentar la existencia de una necrópolis alrededor de la torre funeraria, algo que parece lógico ya que se han encontrado lápidas romanas a 200 metros de la ermita.
Otra de las posibilidades que se están estudiando es la posibilidad de la existencia de una ciudad romana en las proximidades. «Las necrópolis generalmente se encontraban en las vías de comunicación y en el mundo rural se enterraba al lado. A unos 3 kilómetros, tenemos la vía romana. Viendo los restos que hay por aquí y lo que estamos encontrando, tenemos indicios que nos hacen suponer que hay muchas más necrópolis y alguna zona de habitat».
Investigación
Para realizar este tipo de investigaciones es necesaria la colaboración de los vecinos de Santa Ana, que poco a poco han ido encontrando por sus tierras trozos cerámicos que aunque carecen de valor son muy útiles para datar diferentes épocas. En este sentido, son muchas veces los más pequeños, como Jesús Clemente García de 12 años, los más concienciados. «He traído un trozo de columna que encontré aquí, porque esto era antes un parque infantil. Cuando me enteré que estaban excavando me lo traje, era una columna de cerámica. Es bueno para recuperar nuestros orígenes».
En esta primera fase se está realizando el estudio arqueológico, que finalizará aproximadamente en un mes, con la documentación de todo lo encontrado. Luego vendrá la fase de laboratorio, que llevará 3 ó 4 meses, que tendrá como fin difundir y poner en valor los hallazgos encontrados y en la que se decidirá que es lo que se hace finalmente. Lo único seguro es que al finalizar el estudio el Museo Arqueológico Provincial de Albacete acogerá una exposición en la que se mostrarán los principales hallazgos.
La ermita de Santa Ana oculta un monumento funerario del Siglo I Según los estudios, el nombre de la pedanía pudo haber sido Argamasilla
http://www.laverdad.es/albacete/prensa/20070515/albacete/tesoro-escondido_20070515.html
EN 1992 un grupo de maestros del colegio de Santa Ana, con el apoyo de algunos vecinos, decidieron rehabilitar la ermita de la localidad, que había sido cerrada años atrás con la construcción de la nueva iglesia. Esos trabajos de rehabilitación pusieron en evidencia la existencia de un yacimiento romano, como nos asegura uno de aquellos maestros, Julián Guillén Fresno. «Empezamos a encontrar cosas, que propiciaron la intervención del Museo Arqueológico y de Rubí Sanz (actual directora del Museo Arqueológico Nacional), que empezó a pensar que podría ser un enterramiento funerario importante».
La entonces directora del Museo Arqueológico Provincial de Albacete, que visitó ayer el yacimiento acompañada del alcalde de Albacete, Manuel Pérez Castell, se puso en contacto con la Junta de Comunidades para sacar a la luz unos restos arqueológicos de gran importancia para el patrimonio de Albacete. «Conocíamos también que en las casas próximas a la ermita, se había recogido una lápida funeraria romana, que había sido entregada al museo. De esta forma llegamos a la conclusión de que ya era el momento de que todos los valores patrimoniales ocultos que hay en Albacete se fueran dando a conocer, siendo descubiertos para el goce y aprovechamiento de todos. Este yacimiento tiene una gran importancia primero por sus características, ya que dentro de las necrópolis o los monumentos funerarios que se conocen de la época romana, hay muy pocos como éste y están pocos documentados y segundo porque estos elementos que nos sitúan en la época romana son elementos que fortalecen nuestra memoria histórica y son buenos de cara a las relaciones entre la sociedad, porque muestran elementos de referencia comunes».
El yacimiento
Los restos actualmente permiten ver el alzado de una torre funeraria de época romana, que estaba rodeada por un perímetro amurallado, que realzaba y protegía la torre. Aunque no existen muchos documentos sobre este tipo de edificaciones, lo cierto es que podemos encontrar monumentos similares en Villajoyosa y en Cartagena, donde se encuentra la Torre Ciega. La escasez de monumentos de estas características da más valor a este descubrimiento, algo que no ha pasado desapercibido para el alcalde Albacete Manuel Pérez Castell. «Creemos que el respeto a la ciudad está en el respeto a su historia, de modo que recuperar lo que fue Albacete es muy importante. De esta forma, este hallazgo se inserta en la recuperación de monumentos importantes de Albacete, muchos de comienzo del siglo XX, como los depósitos de agua o el Teatro Circo. Estamos haciendo en Santa Ana una recopilación histórica que nos puede sorprender y que vamos a situar en lo que es la línea roja de la ciudad de Albacete (que pasará por los puntos más destacados de la ciudad). Vamos a intentar hacerla visible con toda su riqueza, al mismo tiempo que hacemos visibles los edificios modernistas de la ciudad, porque todo este entorno tiene mucha historia que queremos recuperar al servicio de la ciudad y de su turismo».
Aunque el sondeo principal se encuentra en el interior de la ermita y pretende, entre otras cosas, comprobar si el lienzo que se conserva de la torre funeraria de cinco metros de largo, por dos de alto, es el único que queda de la edificación original, lo cierto es que en el yacimiento se refleja la historia de Santa Ana, como nos comenta uno de los arqueólogos del grupo Arqueox, Isaac Muñoz de Morales. «Además de la torre, en el sondeo principal, que tiene unos 40 ó 50 m2, también se está descubriendo ese entorno amurallado alrededor, con lo cual tenemos otro elemento singular más que añadir. Además tenemos otros sondeos alrededor de la ermita, para conocer no sólo el monumento funerario sino toda la evolución que ha sufrido este lugar. Ahora mismo tenemos una ermita, pero en un momento de su historia llegó a ser una abadía bastante singular, con una importancia relativa en el siglo XVI, ya que su abad era nombrado por el vaticano. Aquí tenemos un conjunto de la evolución de lo que ha sido el pueblo, que en un principio es probable que no se llamara Santa Ana, sino Argamasilla. Al lado tenemos Argamasón, que creo que aparece en algunas crónicas de Alfonso X. Parece ser que a partir de un descubrimiento de una santa, que probablemente fuera una estatua romana, que no sabemos si estaría relacionada con esto, se le cambia el nombre de Argamasilla por el de Santa Ana».
La excavación comenzó hace poco menos de un mes y está sorprendiendo a los arqueólogos, ya que no pensaban que el yacimiento pudiera tener tanto potencial. En principio su trabajo va destinado a ver y documentar la existencia de una necrópolis alrededor de la torre funeraria, algo que parece lógico ya que se han encontrado lápidas romanas a 200 metros de la ermita.
Otra de las posibilidades que se están estudiando es la posibilidad de la existencia de una ciudad romana en las proximidades. «Las necrópolis generalmente se encontraban en las vías de comunicación y en el mundo rural se enterraba al lado. A unos 3 kilómetros, tenemos la vía romana. Viendo los restos que hay por aquí y lo que estamos encontrando, tenemos indicios que nos hacen suponer que hay muchas más necrópolis y alguna zona de habitat».
Investigación
Para realizar este tipo de investigaciones es necesaria la colaboración de los vecinos de Santa Ana, que poco a poco han ido encontrando por sus tierras trozos cerámicos que aunque carecen de valor son muy útiles para datar diferentes épocas. En este sentido, son muchas veces los más pequeños, como Jesús Clemente García de 12 años, los más concienciados. «He traído un trozo de columna que encontré aquí, porque esto era antes un parque infantil. Cuando me enteré que estaban excavando me lo traje, era una columna de cerámica. Es bueno para recuperar nuestros orígenes».
En esta primera fase se está realizando el estudio arqueológico, que finalizará aproximadamente en un mes, con la documentación de todo lo encontrado. Luego vendrá la fase de laboratorio, que llevará 3 ó 4 meses, que tendrá como fin difundir y poner en valor los hallazgos encontrados y en la que se decidirá que es lo que se hace finalmente. Lo único seguro es que al finalizar el estudio el Museo Arqueológico Provincial de Albacete acogerá una exposición en la que se mostrarán los principales hallazgos.
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