Las cuevas de Hércules
«Muchas de las ciudades de origen romano disponen en el subsuelo de subterráneos, pero ninguna los ha hecho visitables. Cádiz tendría un atractivo único en el planeta». Así explica el gerente de Monumentos Alavista, Germán Garbarino la importancia de la empresa que le quita el sueño desde hace cinco años y 96.000 euros: abrir al turismo las entrañas de la ciudad. En 2001 comenzó a investigar y redescubrió una joya a la que bautizará con el nombre de Las Cuevas de Hércules. Se trata de cientos de metros de conductos romanos (en la imagen), alargados en siglos posteriores, que unían los principales edificios de la ciudad. Según Garbarino, están construidos a base de sillares de piedra ostionera sujetos con mezcla de cal y arena, un material distinto a los ladrillos utilizados en los túneles defensivos.
Así, las Cuevas de Hércules se configuran como una red distinta a las Cuevas de Maríamoco, construidas siglos más tarde bajo las Puertas de Tierra.
Los conductos arrancaban en la Huerta del Hoyo enclave del anfiteatro romano y desde allí discurrían hasta el teatro, el Castillo de la Villa y la Iglesia de Santiago.
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