Raquel Castelo: «No existen dos villas romanas iguales»
La arqueóloga y profesora de la Universidad Autónoma explicó a los alumnos de la Facultad de Humanidades sus investigaciones en la villa romana de Saucedo (Talavera la Nueva)
La tercera sesión del seminario de primavera sobre 'Excavaciones arqueológicas en la provincia de Toledo' corrió a cargo de la directora de las tareas en la villa romana de Saucedo, situada a escasa distancia de la localidad de Talavera la Nueva. Raquel Castelo Ruano, profesora de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma, explicó a los alumnos de Humanidades la evolución de este conjunto arqueológico de entre los siglos I y VIII después de Cristo. «No existen dos villas romanas que sean iguales», manifestó.
En este caso, la villa de Saucedo destaca por sus complejos termales, los múltiples ábsides de sus dependencias y por el hecho de que una de las estancias -correspondiente a una parte de las termas, concretamente el apoditerio-frigidario- fuese reaprovechada alrededor del siglo V para construir una basílica visigoda con un baptisterio a manera de peque?a piscina. Restos de una viga de madera calcinada apuntan a que la villa sufriera un incendio en la primera década del siglo octavo y en adelante no volviese a ser habitada.
El conjunto romano de Saucedo se encontraba muy bien situado, en mitad de una llanura aluvial a escasos kilómetros del cauce del Tajo y dos vías de comunicación que se corresponden con la número XXV del Itinerario Antonino y la calzada que comunicaba Caesarobriga (Talavera de la Reina) con Augustobriga (Talavera la Vieja).
DECORACIÓN. Algunas de las estancias de la villa se encontraban ricamente decoradas con mosaicos y pinturas parietales. Uno de estos dise?os -es posible advertir influencias del foco de Mérida-, corresponde a círculos secantes formando hojas de cuatro pétalos (cuadrifolios). Será muy habitual poco después, durante la etapa hispanovisigoda. A este momento podría corresponder el mosaico, conservado en el Museo de Santa Cruz, que representa a una alegoría femenina con la inscripción iscalis.
Tras varias campa?as de excavación no ha sido posible encontrar restos escultóricos de gran potencia. Al parecer, muchos de ellos fueron reutilizados para construir la peque?a basílica. La pieza más significativa es la mano de una representación de Eros empu?ando los restos de su arco. También apareció una peque?a plaqueta-sumidero de mármol de la época del emperador Teodosio (finales del siglo IV). A modo de anécdota, la profesora Castelo Ruano explicó que el tablero de altar de la basílica visigoda -incluido el anagrama de Cristo labrado sobre la superficie- se conserva en una finca cercana. Su due?o lo utiliza para partir sandías. Sin comentarios.
En este caso, la villa de Saucedo destaca por sus complejos termales, los múltiples ábsides de sus dependencias y por el hecho de que una de las estancias -correspondiente a una parte de las termas, concretamente el apoditerio-frigidario- fuese reaprovechada alrededor del siglo V para construir una basílica visigoda con un baptisterio a manera de peque?a piscina. Restos de una viga de madera calcinada apuntan a que la villa sufriera un incendio en la primera década del siglo octavo y en adelante no volviese a ser habitada.
El conjunto romano de Saucedo se encontraba muy bien situado, en mitad de una llanura aluvial a escasos kilómetros del cauce del Tajo y dos vías de comunicación que se corresponden con la número XXV del Itinerario Antonino y la calzada que comunicaba Caesarobriga (Talavera de la Reina) con Augustobriga (Talavera la Vieja).
DECORACIÓN. Algunas de las estancias de la villa se encontraban ricamente decoradas con mosaicos y pinturas parietales. Uno de estos dise?os -es posible advertir influencias del foco de Mérida-, corresponde a círculos secantes formando hojas de cuatro pétalos (cuadrifolios). Será muy habitual poco después, durante la etapa hispanovisigoda. A este momento podría corresponder el mosaico, conservado en el Museo de Santa Cruz, que representa a una alegoría femenina con la inscripción iscalis.
Tras varias campa?as de excavación no ha sido posible encontrar restos escultóricos de gran potencia. Al parecer, muchos de ellos fueron reutilizados para construir la peque?a basílica. La pieza más significativa es la mano de una representación de Eros empu?ando los restos de su arco. También apareció una peque?a plaqueta-sumidero de mármol de la época del emperador Teodosio (finales del siglo IV). A modo de anécdota, la profesora Castelo Ruano explicó que el tablero de altar de la basílica visigoda -incluido el anagrama de Cristo labrado sobre la superficie- se conserva en una finca cercana. Su due?o lo utiliza para partir sandías. Sin comentarios.
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