Restos arqueológicos en el Bordel
Parte de la historia de Padrón permanece enterrada bajo tierra, a apenas dos metros de profundidad. Desde siempre, pero de forma más acentuada hace más de un decenio, las piedras han pugnado por recuperar su memoria, por sacar a la luz las narraciones de las que han sido testigo, ...
...pero la mano inoperante del progreso -revestida en muchos casos de interés urbanístico o de supuesto bien general- las ha acallado y agredido de diversas maneras, desde su expolio hasta su destrucción. Pero esa voz silenciosa sigue reclamando atención y aprovecha cada una de las nuevas embestidas de palas y remoción de tierras para salir a flote.
Hace unas semanas, con motivo de las obras de urbanización de una parcela en la zona del Bordel (cuyo proyecto estuvo envuelto en polémica) un equipo de arqueólogos contratados por el promotor inició prospecciones en la zona; algo rutinario y preceptivo en zonas de riesgo en Padrón. Sin embargo, nadie esperaba topar con estructura alguna, máxime cuando la parcela en cuestión se encuentra a 20 metros del casco histórico y a más de quinientos de la zona de influencia del núcleo de Iria.
Según indica el portavoz de Cipa, Eloy Rodríguez Carbia, se realizaron 20 sondeos mecánicos. En cinco de estos, cercanos al actual margen derecho del río Sar, a una profundidad de 1,25 metros, apareció una estructura de piedras ali?adas, sin ligazón de argamasa. Dichos restos siguen una dirección norte-sur con ramificación oeste.
Primera vez
Junto a este muro, y en una cota ligeramente superior se encontraron restos de tierra sigillata y tégulas de probable origen romano. Todo indica que el muro es de deposición primaria, aunque se desconoce, por los escasos datos que aportan estos sondeos, cuál sería su función. Lo cierto es que la aparición de estos vestigios dejó estupefactos a los arqueólogos, ya que es la primera vez que se encuentra este tipo de tierra cerca del casco urbano (al menos que se tenga constancia). Hasta ahora este material sólo se encontró en Iria Flavia.
Para poder determinar la importancia de estos restos, su origen y fecha, Cipa pide a Patrimonio que inicie sondeos manuales y un estudio pormenorizado.
El yacimiento de Iria fue ?arrasado? en 1994 en aras del interés general
Uno de los máximos exponentes del pasado padronés, el yacimiento romano de Iria, fue arrasado en 1994 en aras de un supuesto interés general. Había que construir un paso subterráneo en Hortas (proyecto avalado por el entonces conselleiro de Política Territorial, Xosé Cuí?a), obviando la importancia de la necrópolisis romana. Todo ello a pesar de que los primeros informes arqueológicos (1993) consideraban este hallazgo de ?vital importancia para conocer el proceso de romanización del Noroeste y la vinculación de estas nuevas poblaciones romanas con los pueblos indígenas?.
Según el informe de Terra Arqueos, las estructuras halladas en 1993 mostraban una ciudad con un alto grado de urbanismo, copia del modelo romano, y de tendencia doméstica. Fechaban el campamento entre la mitad del siglo I hasta finales del siglo II, correspondiéndose con los periodos de los emperadores Flavio y Antonino.
Los arqueólogos apuntaban a la necesidad de preservar los restos y de buscar otra solución para el paso subterráneo. Las declaraciones vertidas en prensa por Patrimonio en 1994 contradecían este informe y calificaban el campamento de ?bajo valor arqueológico?. Para muchos expertos, el yacimiento de Iria debería estar en los primeros puestos de la investigación por ser ?clave para entender la historia de Galicia?. Paradójicamente, y a pesar de su importancia, fue sepultado en 1994, sin posibilidad de recuperación, bajo cemento y alquitrán
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