2 de diciembre de 2004

VIAJAR: La Mina de la Jayona (Badajoz)

La Mina de la Jayona, lugar singular y hermoso

La Jayona es una antigua explotación de hierro sobre calizas, ubicada en el término municipal de Fuente del Arco, en Badajoz y, declarada Monumento Natural, el 30 de septiembre de 1997.

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Como consecuencia de la actividad quedaron pequeńas construcciones y once niveles en los que se suceden andenes, galerías, plataformas y salas entre otros que constituyen en la actualidad un complejo geológico de primera magnitud. De estos once niveles, sólo se pueden visitar los niveles 2,3,4 y 9.
El tiempo transcurrido desde que la mina fue abandonada ha permitido la creación de un espacio de gran singularidad, no sólo por las espectaculares oquedades dejadas por las labores mineras y la particular arquitectura de sus bermas y galerías, sino por la formación de un hábitat de peculiarísimas condiciones ambientales, de gran interés ecológico por la flora y la fauna especializada que alberga.
Todo ello en un espacio reducido y no exento de misterio, descando que ninguna explotación minera abandonada del país presenta las condiciones geológicas, ecológicas y estéticas de esta mina.
El esplendor en la mina
Posiblemente la primera manifestación minera en La Jayona, se remonta, e incluso a la época pre-romana, pero la explotación propiamente dicha, se realiza entre los ańos 1900 y 1921. Entonces, este terreno pertenece a la Marquesa viuda de Bogayara que decide arrendar a una sociedad belga las minas ?Ya te lo decía? y ?Monstruo?, llegándose a extraer 330 toneladas al día.
Durante este período, se extrajo un total de 270.000 toneladas de hierro a lo largo de un filón corrido de calizas karstificadas de algo más de 600 metros de longitud. El arranque del mineral se realizó con dinamita ayudado con picos y palas, el mineral era acarreado mediante vagonetas hasta el cargadero existente en el exterior de la mina, y desde éste hasta la estación de ferrocarril de Fuente de Arco, con borricos hasta 1903 y, a partir de este ańo, por un cable aéreo de 5,6 kilómetros.
Desde la estación por ferrocarril se enviaba hasta Peńarroya (Córdoba), donde se empleaba como fundente en los hornos de plomo. En 1904, la Sociedad Auxiliar de Minas e Industrias se hace cargo de la explotación minera, instalando una máquina de vapor de 60 caballos y una caldera. En este momento, se llega a extraer hasta 400 toneladas diarias.
En los cuatro próximos ańos La Jayona vive su época de mayor esplendor con 437 toneladas extraídas al día y con una potencia total de 180 caballos. Durante la segunda década del siglo XX, empieza una etapa de decaimiento de la actividad minera, que con un ligero repunte en 1912, que conduce por motivos como la Guerra Mundial, la caída de consumo o las huelgas, al cierre de la explotación minera desmantelándose el cable aéreo durante la Guerra Civil y la vía del ferrocarril en 1970.
Las entrańas de las rocas
La riqueza geológica que ha dejado al descubierto la excavación es impresionante tanto por la diversidad de fenómenos y elementos geológicos presentes por su calidad. Así pues en un recorrido por su interior se pueden observar fenómenos de formación del yacimiento, accidentes tectónicos de primera magnitud o mineralizaciones aparte de los restos de la actividad minera (anclajes, cargaderos, sostenimientos..).
El Plano de Falla, deja al descubierto más de 300 metros cuadrados, visibles con asombrosa nitidez, las estrías formadas y que indican la dirección y sentido del desplazamiento de la tierra en esta zona hace millones de ańos. Asociado a la falla se aprecian numerosas mineralizaciones y rocas formadas al calor del movimiento.
Las mineralizaciones, especialmente las de oligisto y hematites objeto de la explotación, están muy presentes y es frecuente observarlas rellenando pequeńas fracturas o en huecos de disolución de las calizas. Distintas formas de calcita, óxidos de cobre y otros minerales también se observan por numerosos rincones del recorrido.
Los procesos kársticos, tanto de disolución como de precipitación, son de primera magnitud. Entre los procesos de disolución se aprecian los distintos grados de evolución, que varían desde afloramientos de calizas con huecos rellenos de arcillas de descomposición hasta calizas altamente karstificadas que alcanzan su cenit en la vecina cueva de Los muńecos, situada a escasos metros de la mina.
Entre los procesos de formación destacan pequeńas estalactitas situada a la altura de la vista y que cuelgan de la clave de numerosas galerías. Otros elementos geológicos, que ha dejado al descubierto la excavación son los contactos litológicos, los plegamientos de la roca o estructuras sedimentarias como marcas de corriente, que recuerdan el origen marino de las rocas.
El paraíso entre las sombras
Al margen de los valores medioambientales de carácter geológico, botánico y faunístico que se pueden apreciar en un recorrido por su interior, la visita también ofrece otra serie de sensaciones difícil de definir que sorprenden gratamente al visitante. Entre estos, por citar los más representativos, destacan los paisajes, los juegos de luces, los sonidos o los contrastes térmicos.
Los paisajes que pueden disfrutarse desde los oteros y miradores en los que se han convertido las escombreras lo forman sucesiones interminables de valles y sierras recortadas en el horizonte. Paisajes, vestidos por dehesas, olivar y matorral mediterráneo, de las estribaciones septentrionales de Sierra Morena contrastan con las amplias llanuras cerealistas de la vecina Campińa situada más al norte.
Los claro-oscuros y contrastes de luz existentes en los continuos cambios entre galerías y andenes o los haces de luz penetrando por los distintos rincones y oquedades e iluminando las paredes descarnadas, dejan al descubierto colores increíbles o crean contraluces, casi mágicos, entre la vegetación y la roca que provocan sensaciones inolvidables.
La inmensa amalgama de sonidos, que varía desde el silencio sobrecogedor de las galerías más largas, hasta el más vivo resonar de zumbidos de insectos mezclados con cantos de jilgueros y otras aves que son escuchadas por todos los andenes, se mezclan con el lejano tintineo de campanillas y el canturreo de las perdices que habitan en la sierra.
Los contrastes térmicos, generan las condiciones idóneas para que las corrientes de aire fresco en un concentrado proceso de termocirculación invadan de forma continua las galerías y salas más profundas de la mina provocando sensaciones de inusitado frescor entre los visitantes.La higuera reina en el entornoEl conjunto del paisaje que rodea la mina de la Jayona corresponde al ecosistema de monte mediterráneo donde la encina es la especie arbórea más característica de estas serranías, acompańada de piruétanos, quejigos, acebuches, y en las riberas habitan los fresnos, los sauces y las adelfas.
El denso matorral lo constituyen especies que crecen adaptándose a las condiciones que imponen las dos vertientes de las laderas, la de umbría, con el madrońo, durillo, la cornicabra, el rusco, la madreselva o el lentisco, y las más duras de solana en donde pueden crecer varias especies de jaras, esparragueras, retamas, ahulaga, romero, tomillo, junto a la extrańa arańuela y a la olivilla.
Las especiales características ambientales como la luz, la humedad y la temperatura, que se dan en el interior de la mina son las que favorecen un microclima muy particular, en claro contraste con las condiciones exteriores.
Esto favorece la aparición de una vegetación propia de la flora rupícola, tales como el grupo de los helechos, representados por especies como el culantrillo, el polipodio creciendo en las paredes junto con otras especies de flora umbrófila tales como la fumaria, la parietaria o el geranio.
Sin embargo, es la higuera la especie más visible por llegar en algunas zonas a formar bosquetes. La zarzamora, la nueza, la vid y un solitario almez también compiten en la colonización de este miniecosistema que, sin pretenderlo, nación de la destrucción hace apenas ochenta ańos.
El búho real, la joya alada Las numerosas oquedades y refugios que ofrecen las paredes rocosas de la mina, ejercen de reclamo para la fauna del entorno, especialmente para las aves, siendo la grajilla, el ave nidificante más próspera además del estornino negro, la chova piquirroja y el avión roquero. No obstante, el seńor de este lugar es el búho real y la culebrera europea, ocasionalmente también lo hace la cigüeńa negra.
El mamífero más abundante en la zona es el conejo, pieza clave en la cadena alimenticia de la mayoría de los depredadores del ecosistema, atrae a especies como el gato montés. El jabalí y el tejón son los nocturnos merodeadores que dejan visibles huellas en sus correrías por los alrededores de este Monumento Natural.
Pero por sus propias peculiaridades ambientales, son los lugares más oscuros, recónditos e inaccesibles, los que guardan el tan curioso como poco estudiado y difamado, pero beneficioso e inofensivo, orden de los quirópteros, representados por especies como los murciélagos de herradura grande, de cueva o de herradura mediano, éste último especie en peligro de extinción.
También tiene una buena representación el tritón ibérico y la rana común en las zonas más húmedas del fondo de la mina. Los reptiles cuentan con una nutrida presencia, tales como el lagarto ocelado, y como varias especies de lagartijas y culebras, propias del ecosistema mediterráneo.
Visitas turísticas
Existen cuatro vías de acceso a algunos de los paraísos perdidos que se pueden encontrar en La Jayona que se clasifican en una visita guiada, en el camino de la ermita, en la ruta cerro del fogón y en la comarcal.
Ruta guiada. Esta visita ha de hacerse previa petición y con un experto la Mina de La Jayona se accede a tres de los once niveles que tiene la mina que son el nivel 2, 3 y 4.
El nivel 2 tiene una longitud de 230 metros que junto con las estructuras mineras, el singular plano de falla y la espectacular sala de columnas con sus juegos de luces, se puede apreciar la adaptación vegetal de sus paredes, así como el sonido característico de las aves rupícolas.
En el nivel 3, de 161 metros de longitud, destacan los sonidos producidos por la variada fauna, especialmente las aves que compiten por las oquedades para construir sus nidos. También son llamativos los juegos cromáticos del último tramo del nivel.
El nivel 4 es el más largo de los tres con casi 300 metros de longitud. En él se puede observar restos de la explotación minera, así como balcones y miradores desde donde se contempla la gran riqueza geológica del hueco central de la mina.
En el exterior de la trinchera y como producto de la actividad minera el paisaje queda marcado por las escombreras que se cińen a los distintos niveles y por las ruinas de las instalaciones mineras, una de las cuales se ha rehabilitado para centro de interpretación.
Ruta Cerro del Fogón. Este recorrido tiene una duración de una hora caminando a lo largo de un kilómetro y medio. Desde la estación de ferrocarril de Fuente de Arco se puede acceder a la antigua fundición de hierro derruida, con restos arqueológico-industriales de la pasada actividad minera, desde la que parte un túnel de conducción de humos, que a escasos metros se convierte en un callejón.
Siguiendo esta conducción o un estrecho camino paralelo, se sube hasta la fuente del Cura y la fuente del Valle, terminando en el cerro del Fogón , donde se encuentra la chimenea construida al final de la conducción de humos. La finalidad era evitar la contaminación de los habitantes de Fuente del Arco y desde donde se divisa una magnífica panorámica del pueblo.
Ruta comarcal. Esta ruta ha de realizarse en coche. Una vez recorrido el pueblo de Fuente del Arco, tomando la carretera EX200 en dirección a Llerena. A mitad de camino se encuentra, a la derecha el yacimiento romano de Regina en Casas de Reina donde se halla un teatro en buen estado de conservación y a la izquierda la alcazaba árabe de Reina con restos de una ermita visigoda.
En Llerena se puede disfrutar de su hermosa Plaza Mayor además de las murallas y numerosos edificios religiosos y civiles. La ruta se puede completar con la visita a Azuaga y Berlanga y se puede descansar en el Parque de esta población donde se pueden observar distintas especies de fauna silvestre en cautividad.
Ruta de la ermita. Este camino es de 5 kilómetros y se puede recorrer andando en 2 horas. Parte desde la mina por una senda que asciende a la cima de la Sierra La Jayona, desde donde se puede contemplar una espectacular panorámica del paisaje serrano. Se desciende la loma por el sendero entre olivares y matorrales hasta llegar a la ermita de la Virgen del Ara, construida en 1494, declarada Bien de Interés Cultural.
Después de contemplar las pinturas que decoran las paredes y bóveda de esta ?Capilla Sixtina rural?, se continua por el camino que une la ermita a la carretera de Fuente del Arco a Puebla del Maestre que pasa por el Molino de las Madres, el Cortijo de Cartaja y un pilar cercano, catalogados dentro del inventario del Patrimonio Arqueológico de Extremadura.
De regreso a la mina y en el cruce del camino con la carretera se puede encontrar un anecdótico monumento al lobo que relata una curiosa historia de un lobo negro del lugar. Este monumento es un homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente quien recorrió estos parajes en sus estudios sobre el lobo ibérico.

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