Restauran un mosaico romano de 94 m?
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Fue extraído de la Villa de Las Musas en Arellano y trasladado en fragmentos para trabajar sobre él
Domingo, 3 de julio.
R. ARAMENDÍA. ARELLANO.
La villa romana de las Musas, situada en término de Arellano, comienza a prepararse para la creación del museo de sitio en el que se exhibirán sus piezas más valiosas. Una de ellas, un enorme mosaico de 94 metros cuadrados datado del siglo IV d. C., que además es la único que se conservaba en el lugar, se encuentra en pleno proceso de restauración, una tarea que ha requerido complejos y espectaculares preliminares, ya que la pieza ha debido ser desmontada y trasladada para trabajar sobre ella en un taller. Durante el mes de mayo se ha preparado el mosaico para cortarlo en 98 piezas de algo menos de 1 m? que hiciesen posible su transporte. Una vez en el estudio, el equipo de la empresa Arca, en quien el departamento de Cultura ha confiado para la tarea, devolverá el esplendor al millón de teselas que lo componen y colocará un nuevo soporte para reintegrarlo a su lugar de origen.
En cuatro meses, un equipo compuesto por cinco restauradoras completará meticulosa tarea de levantar y restaurar un mosaico de enormes dimensiones, 94 m?, integrado nada menos que por un millón de piezas conocidas como teselas.
Se trata de uno de los tres mosaicos de la denominada Villa de las Musas de Arellano, el mayor de ellos, datado del siglo VI d.C. y el único que todavía permanecía en el lugar original en el que fue descubierto en 1996. Los otros dos han tenido destinos muy diferentes. El bautizado como «mosaico de las Musas», de enorme valor artístico, se conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, mientras que el tercero de ellos, del que sólo se conserva algo menos de la mitad de la superficie original, está almacenado en unas dependencias pertenecientes a la Institución Príncipe de Viana.
La primera en una década
La restauración de este mosaico, la primera que se ha emprendido en más de una década en Navarra, forma parte del proyecto de creación del llamado museo de sitio, que continuará con la construcción de un edificio que cubrirá las estancias más interesantes de la villa para que puedan ser visitadas mediante un sistema de pasarelas superiores.
Ello permitirá la contemplación de las piezas más valiosas del conjunto, principalmente los dos mosaicos que están en poder del Gobierno de Navarra y la bodega de los siglos I a III d.C. También se instalará una réplica del mosaico de Las Musas para evocar el aspecto original de la villa.
La obra de arte musivario que se está restaurando ahora tras su extracción en el mes de mayo, revestía el suelo de una habitación denominada «oecus», que es el salón donde el se?or de la villa realizaba sus actos protocolarios. Tiene forma de «exedra», de rectángulo con un semicírculo adosado. Además de sus imponentes dimensiones, la mayor diferencia con los otros dos de la villa es que se conserva más del 90% de su superficie.
«El valor de los mosaicos aumenta a medida que lo hace la dificultad de ejecución y el mayor mérito artístico se atribuye a las escenas con figuras humanas. Esta pieza está compuesta en su mayor parte por composiciones geométricas, aunque contiene dos emblemas, o escenas con personajes mitológicos», explica Jesús Sesma, jefe de la sección de arqueología del Gobierno foral, que ha supervisado el proyecto.
Los trabajos de restauración ha sido adjudicados a la empresa Arca (Actividades de Restauración y Conservación Arqueológica) por un importe de 99.000 euros. La mayor dificultad de la empresa estribaba en que la pieza completa tenía que ser desmontada para poder comenzar su tratamiento en un taller.
El pasado 2 de mayo un equipo de cinco arqueólogas dirigido por Berta Balduz Azcárate e integrado por Maite Berruezo Zapata, María Victoria Landa San Martín, Ana María Cerdán Remón y Carmen Usúa Saavedra, comenzó el trabajo de campo, en el que también colaboró posteriormente el vecino de Arellano Javier Munárriz.
Desde que se descubrió con motivo de la excavación de 1996, el mosaico, sólo había sido retocado en 1998, a?o en que se retiró la costra calcárea que lo cubría y se le protegió con una capa textil y otra de plástico y grava.
Trabajos previos
Lo primero que hicieron las restauradoras fue levantar esta cubierta para proceder a una limpieza profunda del mosaico. Después se emprendió un trabajo que se realiza por primera vez y que consiste en colocar un plástico para calcar el dibujo trazo por trazo, de forma que se crea una reproducción a escala real que después facilitará la recolocación del conjunto.
Atención especial requirieron las partes más da?adas. «Los huecos que se abren en el mosaico, llamados lagunas, se cubren con una gasa que se queda adherida para evitar que las piezas se vayan soltando. En el caso de las lagunas más grandes, se rellenan con un mortero de cal de arena que ofrece mayor sujeción y luego resulta muy fácil de retirar », explica Berta Balduz.
El sistema del engasado también se emplea para los restos de pintura que se encuentran en el arranque de las paredes, ya que toda la estancia se hallaba decorada con motivos pictóricos que imitaban la apariencia del mármol. También se ha realizado un molde de la «exedra», la zona ultrasemicircular, en poliuretano, para facilitar la recolocación, ya que no tiene una forma completamente regular.
Después, el 1 de junio comenzó la tarea más delicada. «Es preciso cortar el mosaico en piezas peque?as de aproximadamente un metro por un metro. Para ello se aprovechan los bordes del dibujo, las divisiones entre las teselas más oscuras y más claras, para que el corte luego no se note. En el caso de los emblemas, se han logrado sacar enteros», explicó Balduz. Finalmente, el conjunto se dividió en 98 fragmentos.
Levantamiento delicado
Esta tarea es posible debido a que los mosaicos llevan una preparación subterránea de medio metro de capas de mortero de distintos grosores, que facilitan la retirada del mosaico junto con la capa que está inmediatamente por debajo con la ayuda de unas espadas metálicas. Previamente se había engasado toda la superficie del mosaico para evitar que se abriera.
En el compás de espera, algunas piezas se fueron almacenando en dependencias municipales de Arellano cedidas por el Ayuntamiento, mientras que el traslado se efectuó en dos días, el 21 y 22 junio hasta el taller donde se realizará la fase final, que aún durará dos meses más.
«Básicamente se aplicarán una serie de productos químicos para consolidar las teselas y ayudar a que se conserven durante más tiempo. Además también se renovarán la capa de mortero que lleva el mosaico por debajo con una nueva de unos 2 centímetros de grosor y se a?adirá una estructura llamada plancha de nido de abeja realizada en aluminio, de poco peso y gran resistencia, que facilitará su conservación una vez reintegrado a su lugar», concluye Balduz.
Después y durante algún tiempo, esta pieza única aguardará ya restaurada y completa al viaje que le conducirá a su origen y destino definitivo.
4 de julio de 2005
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