15 de octubre de 2008

Sevilla

Los arqueólogos abrirán el Patio de Banderas en busca de Híspalis

http://www.elcorreodeandalucia.es/noticia.asp?idnoticia=4424170094098097096095424170

Los arqueólogos comenzarán en breve a excavar en el Patio de Banderas para resolver sus incógnitas, entre ellas si es cierto que ahí reside la primera iglesia de Sevilla, como estiman algunos, o si bajo el albero que pisamos discurre un trozo de la muralla romana. Aparezca lo que aparezca, habrá noticia seguro.

La intervención puede ser tildada de histórica porque, pese a no ser demasiado extensa, se prevé que arroje las claves que hoy día les faltan a los arqueólogos para poder interpretar cómo fue la Sevilla romana en ese espacio tan céntrico de la ciudad, a caballo entre el puerto –porque el Guadalquivir, hace 2.000 años, discurría por la actual avenida de la Constitución– y el centro de poder de entonces –se cree que entre Francos y la Alfalfa–.

Básicamente, de lo que se trata es de averiguar a qué corresponde el macizado considerable opus signinum –el hormigón de los romanos– detectado hace unos años a través de un georradar, un macizado de tal potencia que sugiere la posibilidad de que se trate de un amurallamiento o un muro de contención, siempre romano por la cota a la que aparece, y que parte prácticamente en dos la zona.

Es por esto que el arqueólogo de cabecera del Alcázar, Miguel Ángel Tabales, en el número 18 de la revista Apuntes del Alcázar, señala que “no es descabellado asociar este cambio brusco de cotas con algún hito murario de envergadura como la tan traída (y nunca comprobada) muralla romana imperial de la ciudad, o quizás con alguna estructura portuaria o, también, siguiendo [al periodista enciclopédico Francisco María] Tubino, con una posible fortaleza romana de apoyo a la puerta meridional de Híspalis, que a su vez controlaba el acceso al puerto”.

Con tales sospechas abordará el Patronato del Real Alcázar, dentro de su programa de investigaciones arqueológicas, la excavación de un tramo en forma de L del Patio de Banderas, concretamente el que va desde las inmediaciones de la cripta que conserva los restos de lo que algunos profesionales juzgan como el baptisterio de San Isidoro –que yace bajo una trampilla cerca del arco de entrada al patio– hasta la parte más próxima al Apeadero del Alcázar. En total, unos 150 metros cuadrados.

Los trabajos, que tienen desde el verano la autorización de Bienes Culturales de la Junta, comenzarán con cierto retraso y en plena época de lluvias porque la fase de contratación de la obra se ha alargado más de la cuenta, si bien ya va muy avanzada, esperándose el inicio a corto plazo. El presupuesto de la operación es de unos 150.000 euros.

La zona que se abrirá en canal para bucear en sus entrañas comprende un tramo de albero, por lo que no habrá que levantar el pavimento.

La expectación arqueológica es elevada a resultas de lo aparecido en las únicas dos excavaciones acometidas en el lugar. La primera fue en 1976 y estuvo dirigida por el hoy catedrático de Arqueología de la Autónoma de Madrid Manuel Bendala. Se localizaron restos romanos, entre ellos los de una especie de piscina que el director de la excavación identificó como el baptisterio –el bautismo, allá por el siglo VI y VII de nuestra era, no era como el actual, sino por inmersión– de un templo o basílica paleocristiana y visigoda que podría haber estado dedicada a San Isidoro de Sevilla, arzobispo de Sevilla entre los años 599 a 636 y uno de los grandes eruditos de la temprana Edad Media. Sin embargo, no toda la comunidad arqueológica mantiene esta tesis, por lo que los nuevos sondeos podrán ayudar a aclarar el asunto.

La segunda excavación fue en 1999 junto al Apeadero y arrojó restos de muros romanos que podrían pertenecer a una domus extramuros ubicada junto al entonces puerto de Híspalis.

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