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Por Mariano Perez Rodenas
El Museo Arqueológico de Murcia exhibe hasta el 17 de junio la magnífica muestra ‘Ocio y placer en Pompeya’
El Museo Arqueológico de Murcia inauguró anoche su flamante sala de exposiciones temporales con la magnífica muestra ‘Ocio y placer en Pompeya’, un recorrido por la vida cotidiana de la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d. C., que podrá visitarse en el horario habitual del centro hasta el próximo 17 de junio.
Apenas un centenar de piezas, todas ellas espléndidas, y de gran valor artístico y arqueológico, procedentes en su mayoría de Pompeya –junto a otras de Herculano, Stabia y el Anticuarium de la villa de Boscoreale– bastan para hacerse una idea de cómo vivían los habitantes de la infausta urbe.
La muestra, patrocinada por la Consejería de Educación y Cultura, con la colaboración de la Fundación Cajamurcia, fue presentada ayer por el consejero Juan Ramón Medina Precioso; José Miguel Noguera, director general de Cultura; José Moreno, director de la Fundación Cajamurcia; y los dos comisarios de la misma: Antonio Manuel Poveda –director del museo– y Francisco Navarro.
En cuanto a la exposición en sí misma, está dividida en varias áreas temáticas relacionadas con aspectos concretos del ocio y el disfrute. El acceso a las mismas está precedido por un pequeño fresco en el que se representa el puerto romano de Puteoli (Pozzuoli) y una de las grandes joyas de la exposición que impresiona por su belleza y calidad artística: el grupo escultórico realizado en bronce –cuya función era la de fuente– integrado por un jabalí y dos perros que lo acosan.
Traspasado este pequeño vestíbulo se accede al espacio dedicado a los Ludi Gladiatori (juegos de gladiadores), una de las grandes pasiones de los romanos junto con el teatro. Entre sus piezas destacan el casco de bronce de un mirmillón, tipo de gladiador muy popular. Una pieza decorada con delicados grabados y que aún conserva los orificios en los que se insertaban plumas y penachos.
Acompañan al casco dos pequeñas estatuillas que representan a dos tipos diferentes de gladiadores, unos estrigiles –afiladas cuchillas curvas con las que los gladiadores depilaban su cuerpo tras frotarse con aceite– y dos imponentes grebas de bronce con las que los luchadores protegían sus piernas, del tobillo hasta el muslo (curiosamente denominadas ‘espinilleras’ para la ocasión).
La tirada de Venus
Tras la sala de los gladiadores, se accede otra dedicada a los Ludi Scaeni (juegos escénicos o actividades teatrales), en la que se muestra una gran foto del Teatro Pequeño de Pompeya junto a dos esculturas de terracota que representan a actores con sus máscaras. Antefijas y otras piezas talladas en piedra completan el repertorio de la sala.
El siguiente espacio está dedicada a los pasatiempos, con especial atención a las tabas y los dados, que ya en época romana tenían gran protagonismo. Como recordó el director del museo, para los romanos no existía mejor jugada que ‘la tirada de Venus’ (tres seises) ni peor que ‘la tirada del perro’ (tres unos). También se incluye la reproducción de una ‘tábula latruncularia’ (tablero de juegos) con sus piezas y casilllas.
Tras los juegos, le llega el turno a las termas y a los aderezos relacionados con la belleza corporal. Así, se muestran los braseros que calentaban el apodyterium o vestuario, a los que se suman una imponente bañera de bronce, espejos de plata, peines y agujas para el pelo de marfil, collares y pulseras de oro, pendientes de perlas... y una píxide (joyero).
Y tras el aseo personal, nada mejor que uno de los opíparos banquetes que celebraban los romanos, de los que se pueden hacer idea los visitantes con el espléndido ajuar culinario que incluye páteras (sartenes) de plata y bronce, cráteras para el vino de cerámica vidriada o de terra sigillata, botellas y platos de vidrio, un glirario (vasija de barro en la que criaban las pequeñas ardillas que los romanos devoraban con fruicción) y dos estupendos calientaplatos de gran tamaño. Completan este recorrido por los placeres corporales cuatro escenas eróticas pintadas al fresco procedentes de un lupanar pompeyano.
“250.000 euros bien empleados”
Antonio Manuel Poveda confía en que sean miles las personas de fuera de la Región las que acudan a visitar la exposición diseñada por la Dirección General de Culta con el respaldo Museo Arqueológico nacional de Nápoles y las autoridades culturales italianas. A tal fin, el pasado martes 20 de marzo se presentó la muestra en Madrid ante los medios de comunicación nacionales. El director del Museo Arqueológico recordó que “debemos sentirnos orgullosos porque sólo hay siete u ocho ciudades en todo el mundo que exhiben piezas de Pompeya, y Murcia es una de ellas”. “Esta exposición, que en principio no va a ser itinerante, salvo que el Gobierno italiano decida lo contrario, no se va ver en ninguna otra ciudad de España”, subrayó. En cuanto a la riqueza de las piezas que se exponen, Poveda aseguró que “hemos dejado vacíos los fondos del Museo de Nápoles”. Por su parte, José Moreno expresó su gran satisfacción porque la Fundación Cajamurcia participe en la primera exposición temporal que organiza el remozado museo murciano, y recordó que ya en 2004, Cajamurcia patrocinó otra muestra en el Arqueológico dedicada a los restos descubiertos en Pompeya durante el reinado de Carlos III en Nápoles. Juan Ramón Medina Precioso destacó la calidad de la exposición –“que tiene piezas magníficas”– y cifró su coste en unos 250.000 euros “que se dan por muy bien empleados”.
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