Los mosaicos romanos de Veranes serán los primeros visitables de Asturias
Las tres áreas policromadas estarán en estancias cubiertas para protegerlas La restauración costará casi 120.000 euros y estará concluida en seis meses
A. PRESEDO/GIJÓN
Eran las salas nobles, las habitaciones orgullo del se?or que dominaba el poblado de Veranes. Los mosaicos simbolizaban el poder, la riqueza y la noble estirpe de quienes tenían el privilegio de poder presentarlos a sus visitantes. De hecho, aquellas policromías creadas con piedras de colores y minúsculas, sólo adornaban los habitáculos utilizados para los actos sociales. Eran suelos de lujo sólo al alcance de los más poderosos.
El poblado astur-romano de Gijón, ubicado en la parroquia de Cenero, se ha desvelado como un importante foco de estas particulares obras de arte, algunas de las cuáles fueron rescatadas, pieza a pieza, hace más de siete a?os. Ahora, los mosaicos están cuidados y almacenados en el museo de la Campa de Torres. El próximo verano, una vez reubicados, serán los primeros de Asturias que podrán ser visitados en su lugar original. Eso sí, dentro del proyecto museístico, se prevé que esas estancias, una de las cuáles podría haber sido un comedor, estén cubiertas, a diferencia del resto del yacimiento. La futura conservación es fundamental. De hecho, los mosaicos, una vez recolocados, podrán ser vistos, pero no pisados por los visitantes del museo.
Restaurador de Madrid
La restauración de estos mosaicos es compleja, hasta el punto de que es necesaria una labor de gran especialización que permita instalarlos en sus antiguos habitáculos, respetando las formas, recuperando algunas de las partes deterioradas y, sobre todo, dejando la misma imagen que ofrecían cuando fueron descubiertos. De hecho, el Ayuntamiento de Gijón sacó a concurso estos trabajos con una inversión de 139.396 euros y, sobre todo, con un complejo estudio del arqueólogo restaurador de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Ángel López Marcos, en el que fija, hasta el mínimo detalle, todas las pautas de la labor a realizar.
El mosaico mayor de los excavados en Gijón está ubicado en una habitación de 90 metros cuadrados y su tama?o es de unos 40 metros. Está realizado con teselas de diferentes formas, desde 0,4 a 1 centímetro, y una policromía realizada a cuatro colores: rojo, amarillo, blanco y negro. También cuenta con algunos elementos de cerámica y geométricos, algo habitual en este tipo de trabajos de artesanía que datan del siglo IV después de Cristo.
Los otros dos mosaicos son más peque?os. Uno de ellos, de unos cinco metros cuadrados, se encontró en la estancia de la basílica, que tiene unos 180 metros cuadrados. De hecho, ese entorno aún se encuentra en fase de excavación. Luego, hay un tercer mosaico, de poco más de un metro cuadrado, que se localizó en una habitación de no más de cuatro metros cuadrados.
Los trabajos de restauración serán adjudicados, de presentarse alguna empresa, el próximo mes de enero, con seis meses de plazo para culminar en la recolocación. La intención del Ayuntamiento es inaugurar el próximo verano el espacio expositivo de la ciudad astur-romana de Veranes, aunque ello no supondrá que terminen las excavaciones. El edificio de servicios está casi concluido y queda por desarrollar el proyecto de museología. Los mosaicos ocuparán, al final, un lugar de honor.
El poblado astur-romano de Gijón, ubicado en la parroquia de Cenero, se ha desvelado como un importante foco de estas particulares obras de arte, algunas de las cuáles fueron rescatadas, pieza a pieza, hace más de siete a?os. Ahora, los mosaicos están cuidados y almacenados en el museo de la Campa de Torres. El próximo verano, una vez reubicados, serán los primeros de Asturias que podrán ser visitados en su lugar original. Eso sí, dentro del proyecto museístico, se prevé que esas estancias, una de las cuáles podría haber sido un comedor, estén cubiertas, a diferencia del resto del yacimiento. La futura conservación es fundamental. De hecho, los mosaicos, una vez recolocados, podrán ser vistos, pero no pisados por los visitantes del museo.
Restaurador de Madrid
La restauración de estos mosaicos es compleja, hasta el punto de que es necesaria una labor de gran especialización que permita instalarlos en sus antiguos habitáculos, respetando las formas, recuperando algunas de las partes deterioradas y, sobre todo, dejando la misma imagen que ofrecían cuando fueron descubiertos. De hecho, el Ayuntamiento de Gijón sacó a concurso estos trabajos con una inversión de 139.396 euros y, sobre todo, con un complejo estudio del arqueólogo restaurador de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Ángel López Marcos, en el que fija, hasta el mínimo detalle, todas las pautas de la labor a realizar.
El mosaico mayor de los excavados en Gijón está ubicado en una habitación de 90 metros cuadrados y su tama?o es de unos 40 metros. Está realizado con teselas de diferentes formas, desde 0,4 a 1 centímetro, y una policromía realizada a cuatro colores: rojo, amarillo, blanco y negro. También cuenta con algunos elementos de cerámica y geométricos, algo habitual en este tipo de trabajos de artesanía que datan del siglo IV después de Cristo.
Los otros dos mosaicos son más peque?os. Uno de ellos, de unos cinco metros cuadrados, se encontró en la estancia de la basílica, que tiene unos 180 metros cuadrados. De hecho, ese entorno aún se encuentra en fase de excavación. Luego, hay un tercer mosaico, de poco más de un metro cuadrado, que se localizó en una habitación de no más de cuatro metros cuadrados.
Los trabajos de restauración serán adjudicados, de presentarse alguna empresa, el próximo mes de enero, con seis meses de plazo para culminar en la recolocación. La intención del Ayuntamiento es inaugurar el próximo verano el espacio expositivo de la ciudad astur-romana de Veranes, aunque ello no supondrá que terminen las excavaciones. El edificio de servicios está casi concluido y queda por desarrollar el proyecto de museología. Los mosaicos ocuparán, al final, un lugar de honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario