Los faros en el mundo antiguo
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No cabe duda que el descubrimiento de la representación de la torre-faro en la cisterna romana del solar donde hasta hace algunos a?os se erigía el Teatro Andalucía, marcó un hito, a los que la arqueología gaditana nos tiene acostumbrado muy a menudo. Sarcófagos fenicios, enterramientos con elementos de orfebrería relevantes, teatro romano, terracotas de excepcional interés, contextos fenicios arcaicos novedosos y un amplio etcétera, no son sino algunas muestras de esos objetos e inmuebles singulares que nuestro subsuelo nos proporciona paulatinamente. Entre ellos, el dibujo del Faro del Teatro Andalucía, vino a completar allá por 1996, ese amplio elenco de piezas excepcionales que enriquecen nuestro Pasado y nuestra Historia.
Los faros durante la Antigüedad tuvieron una doble función. Por una parte parece claro que dentro de su aspecto funcional, sirviesen tanto para se?alizar escollos y sectores difíciles para la navegación, como para indicar la entrada de zonas portuarias o de fondeaderos. Por otra parte su carácter simbólico o conmemorativo, tampoco debe resultarnos extra?o. De ambos encontramos ejemplos en el mundo clásico. Así el conocido faro de Chipiona, el Monumentum Caepionis, citado por Estrabón y Mela, debió tener la función de avisar de los escollos de la Punta de Salmedina, en la entrada del Baetis. El faro de La Coru?a, la denominada Torre de Hércules, durante la Antigüedad ostentó por el contrario un carácter eminentemente simbólico, ya que representaba el fin de la tierra del noroeste del mundo clásico. Tan sólo a partir del siglo XVIII adquiere funcionalidad y uso como ayuda a la navegación.
Este aspecto delimitador del fin del mundo conocido, podríamos extenderlo al faro de Gades, que sin duda representó el fin de la tierra en el suroeste. Sin embargo, tampoco debemos excluir su posible y aparente sentido funcional, como se?alizador de la entrada a la amplia ensenada marina interior que conformaba la zona portuaria de la Polis Gaditana.
Es evidente que la construcción de faros en la Antigüedad, tiene sus antecedentes en las se?ales con fuego o humo que se hacían desde la costa para ayudar a los navegantes. En época helenística los faros se consolidan como estructura arquitectónica, de la que es buen ejemplo el de Alejandría. Con el imperio romano, ante el control de las rutas marítimas, los faros adquieren en el Mediterráneo una gran expansión y desarrollo. Es en estos momentos cuando se generaliza su servicio nocturno y se apoya su construcción por los poderes públicos.
Desde el punto de vista morfológico son bastante comunes las estructuras compuestas por varios cuerpos superpuestos, generalmente en número de tres o cuatro. El dibujo del de Gades con doce cuerpos, si realmente fue como está representado en la cisterna de la factoría del Teatro Andalucía, sería uno de los más grandes del mundo antiguo, comparable al de Alejandría con un total de tres cuerpos sucesivos y más de ciento treinta metros de altura o el de Gesoriacum, con doce pisos, como el de Gades, y aproximadamente sesenta metros. También se edificaron con un solo cuerpo, como el de Brigantium (La Coru?a).
Un elemento también bastante común en estos faros es el de presentar accesos mediante rampas o escaleras rodeando el exterior del edificio, como en el caso del faro de Gades, en el que se aprecian con claridad en cinco de sus cuerpos, así como una clarísima entrada abovedada, también bastante usual en el mundo antiguo.
Por último un aspecto igualmente destacable es la presencia en estas construcciones de elementos escultóricos, que han sido interpretados desde formulaciones religiosas, estéticas, políticas e incluso acústicas. En el caso del de Gades, este fenómeno no lo encontramos en la representación de la cisterna del Teatro Andalucía, pero sí ampliamente en los textos medievales, que aluden a una gran figura de bronce dorado de más de cuatro metros altura, representando un personaje barbado con manto que le llegaba hasta la mitad de las piernas y que recogía sobre uno de sus brazos. Uno lo tenía extendido apuntando con el dedo índice, y el otro sujetaba un cetro o bastón de mando. Para García y Bellido este personaje con barba, al que en la Edad Media se identificó con Hércules, debe relacionarse con algún emperador romano, quizás con paludamentum, de época de Adriano o posterior y por tanto con una cronología de después del primer cuarto del siglo II d.C., fecha que encaja en los límites ofrecido por el registro arqueológico de la cisterna romana del Andalucía, que establece una cronología de ejecución del dibujo del Faro Gaditano entre la fecha de construcción de la industria, pocos a?os antes del cambio de la Era y el siglo V d.C. momento en que se colmata parcialmente de tierras la cisterna y se oculta parte del dibujo, quedando únicamente visibles, hasta su redescubrimiento en 1996, los nueve cuerpos superiores y los cuatro haces de luz.
27 de junio de 2005
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