Una finca de la calle Regomir también esconde la piscina circular de unas termas
No toda la muralla de Barcelona que se conserva puede verse desde la calle. Una parte destacada se encuentra escondida en edificios privados. Buena prueba de ello es el inmueble que ocupa los números 7 y 9 de la calle Regomir. Este edificio, ubicado justo a la entrada de la Barcino romana conserva 17 metros de muralla camuflada bajo capas de yeso y pintura.
Se calcula que de aquí unos dos años, el tramo de muralla que se esconde en el edifcio de la calle Regomir será visible y accesible para los ciudadanos. Su recuperación forma parte del proyecto de ampliación del Centre Cívic del Pati Llimona, al que se le adjuntará la finca donde se encuentra la muralla escondida. "Se abrirá una brecha que permitirá ver la continuidad de la muralla desde el patio del Correu Vell hasta la calle Regomir", explica Toni Garcia, arquitecto de Foment de Ciutat Vella.
La actuación también permitirá recuperar una nueva parte de la torre redonda de la muralla, que ahora se puede ver parcialmente desde la calle Regomir. De hecho, entre sus paredes se construyó en el siglo XVI la capilla de Sant Cristòfol, un espacio visitable a pie de calle.
"Hay pocas ciudades que tengan una muralla como la nuestra, y el objetivo es que se recupere y no se tape, como se hacía antes", explica Ferran Puig, director del servicio arqueológico del Museu d'Història de la Ciutat. De momento, "no llega al 50% la muralla recuperada, aunque poco a poco se está avanzando", añade.
Termas visibles
La actuación que permitirá redescubrir los 17 metros de muralla romana "es la parte más espectacular del proyecto" de rehabilitación de la finca, comenta García. Pero no la única. También se prevé poner al descubierto, por primera vez, una parte de las termas romanas que hace años que se sabe que hay en el subsuelo de esta zona de la ciudad.
"Los restos encontrados hasta ahora estaban muy mal", comenta Puig, al contrario de lo que ocurre con los que oculta la finca de la calle Regomir. De momento, sólo se han realizado catas arqueológicas. "Sabemos que hay habitaciones de las termas y una piscina circular con escalones", explica Puig. "Excavaremos todos los bajos y mostraremos lo que salga".Puig explica que estas termas, datadas hacia el siglo I a.C, "tenían una relación directa con el mar y la zona portuaria". Se encontraban "en los extramuros, cerca de la entrada a la ciudad para que el viajero pudiera descansar, arreglarse y hacer negocios". "Conocemos estos baños sólo parcialmente, empiezan en la calle Regomir pero ignoramos sus dimensiones".
Tesoros decorativos
En estos momentos, se están realizando los sondeos arqueológicos previos al apuntalamiento del edificio, que no sólo esconde restos arqueológicos del pasado romano de la ciudad. El propio inmueble contiene pequeños tesoros del siglo XIX, como dos falsos techos catalogados que ya se están restaurando y muestras de los que pueden ser unos de los primeros papeles pintados utilizados en la ciudad."
Las dos primeras plantas del edificio se dedicarán a los restos arqueológicos", comenta Garcia. "Las cuatro restantes serán para la ampliación del Centre Cívic del Pati Llimona". Se instalarán, entre otros equipamientos, un casal infantil, una sala de conferencias, un laboratorio y un plató fotográfico".
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