11 de octubre de 2006

Vaticano - Roma

El Vaticano abre al público una valiosa necrópolis romana dentro de sus muros
 
 
Alberga 250 tumbas en excelente estado de conservación halladas hace tres a?os
 
El Vaticano abrirá al público una necrópolis romana descubierta hace tres a?os durante la construcción de un aparcamiento en el interior de la minúscula ciudad-estado. Lo que encontraron los arqueólogos fue una peque?a colina de tumbas, del siglo I aC al III, que flanqueaban la conocida Via Triumphalis, la calzada por la que entraban los generales romanos cuando volvían victoriosos de una batalla. La zona comprende un total de 250 nichos y monumentos en «excelente estado de conservación», cuya importancia estriba en que pertenenecen a clases medias y bajas, un sector de la población que apenas tiene muestras en la arqueología funeraria de Roma.

Visita en grupos

«En la ciudad tenemos mausoleos ostentosos, como el de Adriano, el de Cecilia Metela, y luego las catacumbas, pero nos faltaban necrópolis 'normales'. Para verlas había que irse, por ejemplo, a Ostia», explicó ayer Francesco Buranelli, director de los Museos Vaticanos. No obstante, también hay alguna tumba de especial riqueza atribuible a familias adineradas.

El nuevo espacio tiene 500 metros cuadrados, pero la visita se extiende también a una zona contigua ya excavada hace 50 a?os. Las visitas se permitirán en peque?os grupos, previa reserva en los Museos Vaticanos, los viernes y sábados por la ma?ana. La instalación ideada para entrar en el recinto respeta completamente el yacimiento, pues se basa en pasarelas suspendidas en el aire. Además, el objetivo de la restauración ha sido recuperar las piezas halladas, como lápidas, vasijas, esculturas, mosaicos y sarcófagos, para después volver a colocarlas en su emplazamiento original.

Por otro lado, y aunque el Vaticano no lo dice, otro de los atractivos de este peque?o museo es que permite entrar dentro de los muros de la Santa Sede y curiosear entre los edificios administrativos y otras dependencias, pues para llegar al yacimiento se debe pasar por la puerta de Santa Ana, custodiada por la guardia suiza.

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