Astorga

Un arquitecto lucense usa Internet para localizar anfiteatros romanos

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El experto dice haber descubierto con la «arqueografía» un circo de gladiadores en Astorga

Los arqueólogos leoneses anuncian un estudio de campo para evaluar el hallazgo

El arquitecto lucense Carlos Sánchez-Monta?a ha aplicado las nuevas herramientas de Internet para localizar un supuesto anfiteatro romano en Astúrica Augusta (la actual Astorga). Sus sorprendentes resultados han llevado a la directora del museo romano de Astorga, María Ángeles Sevillano, a barajar la posibilidad de realizar un estudio de campo profesional en el lugar que ha se?alado el arquitecto.

Éste colgó en la página web asturica.es las imágenes de sus investigaciones, en donde se aprecian imágenes aéreas de unas ruinas de piedra semicirculares parecidas a una grada. El descubrimiento cogió por sorpresa a los arqueólogos, pues no tenían referencias escritas de tal monumento ni hay constancia de un recinto similar en el noroeste peninsular. Aunque el escritor latino Plinio el Viejo describió a Astorga como «ciudad magnífica».

La teoría lanzada por Sánchez-Monta?a es fruto de un innovador método que denomina arqueografía. Hace unos a?os, lo empleó para localizar el supuesto anfiteatro de Lucus Augusti en el barrio del Carmen de Lugo. Otro arquitecto vigués, Marcos Vila, lo ha usado para situar las vías romanas y campamentos que cruzaban Gallaecia. Vilas concluyó que la catedral de Santiago se edificó en el cruce de varias calzadas.

La arqueografía se basa en el uso de cartografía antigua, fotos aéreas, mapas de yacimientos arqueológicos y los caminos «que permanecen en el territorio con más fuerza que una calle o un edificio». Si se analiza todo en conjunto «se hallan resultados muy interesantes», dice Sánchez-Monta?a.

Método

Todo el material cartográfico y fotográfico se digitaliza y luego, a través de un programa de dise?o gráfico como el Autocad, los arquitectos identifican las pautas geométricas del antiguo proyecto que hizo posible la ciudad. «Es un trazado geométrico que está oculto y que no se pueden encontrar en ningún mapa. Hay que seguir la pista de las proporciones pitagóricas y las bases del teórico Vitrubio. La clave es sencilla: en la arquitectura romana, las dimensiones de una plaza o una avenida siempre eran exactas». Sánchez-Monta?a define la arqueografía como levantar capas al revés; partir del resultado final y hallar el proyecto que lo originó».

El arquitecto volvió a aplicar su método tras recibir, hace dos a?os, un e-mail de un ingeniero que le revelaba que en Astorga existía un anfiteatro pero sin dar más pistas. Intrigado, Sánchez-Monta?a buscó en Internet mapas antiguos y vistas áreas de los barrios de Astorga. Este verano localizó un descampado cerca de la Nacional-VI y el Camino de Santiago que mostraba un terraplén semicircular y un foso de arena, cubierto de vegetación.

El arquitecto viajó hasta Astorga y visitó el lugar candidato: «Me quedé sin aliento». Allí había restos de muros.

Escepticismo entre los estudiosos profesionales

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Los arqueólogos municipales desconocían la existencia de estas ruinas situadas en unas huertas abandonadas de la Nacional-VI. «Esa zona se halla fuera de las murallas de la antigua ciudad latina, donde realizamos la mayoría de las excavaciones», dice la directora del Museo Romano de Astorga, María Ángeles Sevillano.

«He visto las fotos aéreas en Internet y se aprecian unos túmulos. No sé qué son; quizás sólo se trate de los restos de unas caballerizas del siglo XVIII. Iremos allí para averiguarlo pero, en mi opinión, soy bastante escéptica», indicó la responsable.

El descubrimiento realizado por el internauta les ha pillado por sorpresa. «No tengo referencias de Sánchez-Monta?a, nadie lo conoce en el ámbito profesional y no tiene trabajos que le avalen», confesaba la directora.

Esta se sorprende de la rapidez con que el arquitecto ha identificado entre las ruinas el vomitorio (salida del público), la cloaca máxima o la pista de arena del anfiteatro. Según la profesional, esa tarea requiere meses o a?os de estudio. «Quizás él haya sido muy osado», sostiene la arqueóloga, quien no descarta nada.