28 de agosto de 2006

Zarautz - Guipuzkoa

Los vestigios de los zarauztarras

http://servicios.diariovasco.com/pg060826/prensa/noticias/Cultura/200608/26/DVA-CUL-168.html

Desde que en 1997 se localizara una necrópolis medieval 'por accidente', los arqueólogos han descubierto que el entorno de la iglesia Santa María la Real constituye una zona «excepcional» dentro del panorama arqueológico guipuzcoano
SAN SEBASTIÁN. DV. «Hablamos de un rayo de luz en la oscuridad más profunda». Así es como describen Juan José Aramburu, director del Museo de Arte e Historia de Zarautz, y Nerea Sarasola, miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y directora, junto con Álex Ibá?ez, de las últimas intervenciones arqueológicas realizadas en la zona, todo lo que queda por descubrir en los alrededores de la Parroquia Santa María la Real de Zarautz. Desde 1997, Sarasola e Ibá?ez, han sacado a la luz restos que van desde la Edad del Hierro (siglo V. a.c.) hasta la Edad Media (entre los siglos IX y XV), pasando por la época romana.

El primero de los hallazgos se descubrió cuando se efectuaban trabajos de rehabilitación en la Torre del Campanario -hoy sede principal del Museo- que se sitúa pegada a la iglesia, ya que cuando se empezó a picar sobre el suelo, aparecieron los primeros enterramientos correspondientes a la Edad Media. Lo mismo fue lo que ocurrió en la parroquia en 2001. Cuando excavaron el suelo de esta con la intención de mejorarla descubrieron una nueva necrópolis y los cimientos de otros tres templos religiosos, así como los de un edificio romano de gran calidad.

Dentro de la iglesia, y en concreto donde hoy en día está la Capilla Norte, se han descubierto los únicos restos arqueológicos de la Edad del Hierro en la costa vasca. Estos corresponden a la estructura de un habitáculo cuyo suelo está compuesto por arcillas plásticas y fragmentos de areniscas de color amarillo. Después de las investigaciones oportunas se ha llegado a la conclusión de que se trata de una habitación de unos nueve metros cuadrados en la cual sus habitantes cocinaban sobre una placa con una parrilla central de unos cuarenta centímetros de diámetro. Los materiales rojizos de este suelo quemado se conservan y pueden visitarse en Santa María La Real.

Encima de esta vivienda se ha encontrado un asentamiento que pertenece a la época romana y que ha sacado a la luz diferentes construcciones entre las que destaca uno realizado en opus vittatum, que por la calidad de sus paredes, se ha deducido que podría ser de uso público, «aunque, de momento, desconocemos su función» tal y como explica Nerea Sarasola. Al lado de este se ha encontrado una especie de plaza con suelo de piedra que también se piensa que era parte del asentamiento. Tal y como explica la arqueóloga de Aranzadi «hemos encontrado diferentes restos de animales (vaca, cerdo, oveja y cabra) que nos proporcionan información sobre cómo se alimentaban, y además, hemos hallado objetos como collares, pendientes, cuchillos o vasijas». Según Sarasola, «las personas que vivían en la zona eran indígenas -relacionados con el pueblo várdulo- y creemos que este asentamiento se crea por la vía marítima y que entre sus múltiples funciones estaría el de ser un centro de intercambio, pero hay que entender también que sus habitantes se dedicarían a otras actividades como pesca, ganadería, actividades artesanales...». Todos estos restos de la Romanización se pueden ver en el interior de la iglesia, al lado de los correspondientes a los de la Edad del Hierro.

Sin embargo, los primeros elementos que se hallaron en el yacimiento de Santa María la Real fueron las necrópolis correspondientes a la Edad Media. Se encontraron los restos de 29 personas de diferentes edades dentro de la Torre Campanario y, en la segunda excavación llevada a cabo dentro de la parroquia, salieron a la luz los restos de más de doscientas personas. Dependiendo de la época se efectuaban diferentes sepulturas. La más antigua corresponde a la llamada sepultura de muro que consiste en construir en el hoyo en cuestión unas paredes laterales apilando piedras de manera horizontal (unas dos o tres). Este tipo de sepultura se llevaría a cabo entre los siglos IX y XI, y podemos encontrar varios ejemplos tanto en la Torre como en el interior de la iglesia. Avanzando en el tiempo apareció un nuevo sistema de enterramiento, la llamada sepultura de lajas que consiste en delimitar el espacio en el que se va a situar al difunto a través de piedras colocadas verticalmente. Este tipo de sepultura se dio hasta finales del siglo XII. Además de estas, han aparecido sepulturas de tipo simple -sin delimitación de ningún tipo- y los nichos comunes en los que se apilaban grupos de muertos. Respecto al tipo de gente que enterraban en la zona Sarasola comenta cómo «es difícil saber qué tipo de gente era, porque en la época medieval no existía la costumbre de enterrarlos con ajuar ni con algo que te pudiera orientar sobre la clase social a la que pertenecían. Lo único que tienen en común es que todos eran enterrados de la misma forma, mirando hacia el Este».

Todas las tumbas reconocidas en los subsuelos de ambos edificios se situaban fuera de lo que en su día eran los templos religiosos, a pesar de que la magnitud del templo actual -construido a finales del siglo XV y al cual se le a?adieron los laterales para conformar la forma de cruz en el siglo XVI- las haya absorvido. Y es que las excavaciones de los miembros de Aranzadi han descubierto otros tres templos anteriores al actual pero que se situaban en el mismo emplazamiento. El primero de ellos se construyó entre los siglos IX y X y tenía una estructura humilde de la cual se conserva un fragmento peque?o en forma de L que imposibilita conocer su tama?o real. Los cimientos estarían hechos de piedra mientras que las paredes se piensa que eran de madera. El segundo de los templos -siglos X y XII- era de planta rectangular y mantiene la orientación del anterior, de Este a Oeste. Finalmente, la iglesia que han situado cerca del siglo XIII es un templo de mayor calidad cuyos muros se realizaron en doble forro de sillería de arenisca. Tal y como explica Nerea Sarasola, «hemos encontrado los recintos religiosos y la necrópolis de la comunidad que se estableció en el siglo IX en el entorno de Zarautz. Ahora nuestro interés se centra en localizar los lugares de habitación».

Los arqueólogos de Aranzadi se encuentran actualmente trabajando en el antiguo jardín de la iglesia -convertido ahora en zona de excavación- donde siguen hayando restos de las necrópolis medievales así como estructuras constructivas y materiales cerámicos de época romana. Sarasola se?ala que «es una mina» por todo lo que queda aún por descubrir tanto en la zona delimitada como en la carretera contigua, así como en los terrenos privados que le siguen. Al lado de esta zona de exploración se encuentra un peque?o terreno de arena en el que Naiara Vicent -trabajadora del Museo- lleva a cabo un taller de arqueología dedicado a los más peque?os.

El trabajo de la zona sigue tres principales líneas. «Por un lado la investigación tanto de los arqueólogos como la de los expertos que observan y analizan todos los restos encontrados; por otro, la conservación, por lo que intentamos conservar in situ todos los restos; y finalmente, la divulgación, que consiste en la publicación de revistas y boletines, charlas, talleres y actividades», explica Aramburu. «Nuestro principal objetivo, a parte de la investigación, es mostrar todo lo que hacemos en un tiempo más o menos prudente», a?ade. Aramburu se?ala que «nuestro objetivo es acercar el museo a los zarauztarras». Durante todo el verano se han sucedido diferentes actividades del museo con las que intentan acercar el patrimonio cultural avecinos y visitantes. Por otro lado están promocionando un sistema por el cual se pueden conocer todos los lugares de interés de Zarautz a través de los PDA que se alquilan en el propio Museo.
La 'oppida' Menosca
Según explica la arqueóloga Nerea Sarasola, «las fuentes clásicas y concretamente Plinio nos hablan de que en lo que hoy conocemos como Gipuzkoa, antiguamente no existían las actuales divisiones administrativas sino que había una serie de asentamientos en la franja costera. Uno de estos asentamientos de la época romana es la civitas Oiasso que está perfectamente identificada en Irun y su entorno. Después cita los oppida de Morogi, Menosca y Vesperies». Después de comparar los escritos con lo descubierto en la zona, Sarasola comenta cómo «por su localización y los restos hallados en esta zona, se cree que Menosca estaría en el entorno de Zarautz-Getaria pero ni Alex Ibá?ez ni yo nos atrevemos a asegurarlo. Es más, cuando nos referimos a este yacimiento siempre utilizamos el término de Yacimiento Arqueológico de Santa María la Real y no el de Menosca. Sabemos que lo encontrado en Zarautz (referente a la época romana) es un asentamiento de cierta entidad vinculado a la vía marítima y que los yacimientos del entorno -como el Viejo Cementerio de Urezbero o Arbiun - estarían vinculados a éste. Tal y como explica Juan José Aramburu si no se hubiera descubierto Sta. María la Real, los demás serían unos hallazgos puntuales».

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