30 de diciembre de 2005

Granada

En casa de un patricio romano
 
 

El Museo Arqueológico ofrece una muestra de la Granada romana del siglo I

 
granada. Quinto Cornelio Valeriano es un buen anfitrión. Recibe a sus huéspedes tumbado en su poltrona con un racimo de uvas en la diestra y una copa de vino ?comprada minutos antes en una tienda de ultramarinos? en la otra. El Museo Arqueológico de Granada transporta a los ni?os que visitan el centro a finales del siglo I d. C. con una representación teatral para escolares en la que se recrean las tradicionales fiestas saturnales romanas.

Quinto Cornelio, además de patricio romano en sus ratos libres, es abogado y actor de Teatro para un Instante, actividades para las que se hace pasar por Álvaro Blázquez. Quien quiera verlo con toga romana aún puede visitar el Museo Arqueológico esta ma?ana a las 12 horas y los próximos 3 y 4 de enero para ver de primera mano la dramaturgia creada por Miguel Serrano, director de Teatro para un Instante, y la arqueóloga Inmaculada de la Torre.

La puesta en escena une lo científico y lo lúdico. "Tampoco queremos hacer una ficción", cuenta Carlos Vílchez, director del museo. "Queremos hacer algo histórico porque un Museo Arqueológico no puede falsear la realidad".

No se falsea pero sí se puede adornar. Cuando Cornelio Valeriano ?personaje sacado de una inscripción romana que exhibe el museo? explica a los jóvenes las fiestas saturnales habla de comer, beber... y nada más. "A última hora eran orgías desenfrenadas", cuenta en privado la arqueóloga Ana María Cárdenas, actriz improvisada en la casa de Cornelio que sitúa a los ni?os en el siglo I d. C. y que conversa animadamente con el patricio romano ante la mirada cómplice de los jóvenes.

?De qué hablan? Charlan sobre cómo era una ciudad romana, comparan Iliberis con otras ciudades romanas, destacando que la ciudad granadina era de las pocas que no estaban en llano ?tesis que más de un profesor de Historia Antigua no comparte?, dialogan sobre sus costumbres, sus hábitos alimenticios, las fiestas... Toda la información está apoyada en los elementos muebles que aporta el museo y sustentada a través de paneles explicativos mediante peque?os escritos y soportes gráficos.

Como distinguido noble, Cornelio tiene en su mesa un peque?o tesoro de monedas de oro (áureos) que son miradas con codicia por lo jóvenes. ?El motivo? Están rellenas de chocolate aunque este alimento llegó a Europa procedente de América en el siglo XVI. Y es que Cornelio Valeriano es un sibarita. También quien más "cara de romano" tiene de toda la compa?ía Teatro para un Instante. Durante estos días, sus compa?eros se encuentran preparando la cabalgata de Reyes Magos que este a?o tendrá dramaturgia de Miguel Serrano.

Uno de los momentos que más disfrutan los ni?os es la recreación de las fiestas saturnales. En el mundo romano, este día era como el día de los inocentes y los nobles romanos se convertían en esclavos y éstos a su vez en potentados. "Esta celebración es extrapolable a la esencia de lo que hoy significa la Navidad, es decir, encuentro de amigos y familiares, reuniones en torno a la mesa, intercambio de regalos, juegos...", cuenta Carlos Vílchez. Los regalos de Cornelio Valeriano a sus huéspedes son un buen surtido de chucherías para que vuelvan del siglo I d. C. con un dulce sabor de boca.

La fiesta llega a su conclusión y el patricio debe volver a ocupar su lugar en la historia. Se sube a un pedestal y adopta la pose de una escultura de bronce, El togado de Periate (siglo III d. C.), que tiene al lado. Los ni?os abandonan Iliberis y Cornelio Valeriano vuelve a ser Álvaro Blázquez. Se quita la toga, se queda en vaqueros y pasea de nuevo por Granada. Hoy será otra vez ciudadano de Ilíberis.

 

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